Y me iré yendo
junto al remanso mar,...
allí versaré mis
horas,...
y me adentraré en
la melancolía,...
de saberme ausente,
lejano,...
como nunca nadie,...
Es el desencuentro,
la destrabazón de los tiempos,...
es una renuncia a
desempatar las miradas, las palabras,...
a no tocarnos, no
rozarnos, en ninguna forma,...
Es un anunciar a la
muerte lenta,...
que como ola va
llevándose la arena de los tiempos,...
aquellos quietos,
tan serenos,..., y otros locos enfebrecidos,...
mi negra noche que
no acaba,...
¿Quien acaso lo
comprende?,...
¿acaso yo y que lo
vivo?,...
En verdad que no
importa,...
desentrañar todo
este versículo, sortilegio de las almas,..
avatares de los
tiempos, los segundos,...
vale, si que vale,
no evadir a sus efectos,...
Como migran, como
transitan,...
estos pasajes en la
obscuridad de mi inquietante noche,...
y que no quiere
terminarse,...