martes, 29 de agosto de 2023

Habría que ser suave, muy suave,…

Para asimilar un océano de cosas,…
la deformidad de este mundo,…
sus distopías, y a las personas incompletas,…
a la ceguedad del mundo o a los mudos, a la distrofia reculante,…
a la otredad de los otros,…, a la falta de lirismo,…
a la estupidez condenada,…, a la falta de escrúpulos o de fe,…

A la bondad investida de candidez, a los sueños frágiles de los pequeños,
de los jóvenes, dar, permitir el espacio, y en verdad, mucha paciencia,…
para dejar de decretar los designios perversos, malsanos,…
dejar de ser el juez-verdugo implacable de cuasi todo,…
querer siempre decir,.., soy inobjetable,…

Dar en verdad margen a la distopía, a la ingenuidad permitir,…
ser, creer,…

Habría que ser muy lábiles, dóciles a no creer persistentemente
nuestra verdad como inobjetable (no lo es),…
y que acaso solo vemos o hemos visto,…
solo una parte muy ínfima de la verdad (de la vida),…

Debemos evitar pues el suicidio o ser asesino de cuasi todo,…
de la benevolencia, de la bondad asistida, de la estupidez incesante,..
de la “infamia” que vemos (es nuestra percepción casi consistente),…
debemos dejar a los mentirosos, dejarles ejercer su ejercicio
(se requieren mentiras, perversos e ingenuos en este mundo, ¿lo crees?)…

En verdad, que los viejos debemos de creer, que la levedad
es mucho mejor que el rigor, que la vida no es solo como un tablero de blanco o negro,…
de bondad o de maldad, azul o negro,…, de vida o muerte,…
nada más,…