(un tema que quería tocar desde hace tiempo)
Hace mucho, cuando
yo empezaba mis correrías en este espacio de Facebook planteaba la pregunta: ¿Cómo
es que hablando con tanta pasión con respecto al amor, no se daba el
subsiguiente resultado, o sea, llegar concretamente a la relación física plena
y no dejarlo todo en el mero “calentón mental o de oído” (románticamente hablando:
amor platónico)? con sinceridad me hacía dicha pregunta y creo la respuesta
clara, categórica nunca me llegó y dada esa carencia de respuesta (según yo),
tuve que sacar mis propias conclusiones.
Pude llegar a
entender y comprender que todo ser humano (mujer u hombre) puede tener la
prerrogativa de hablar o comunicar su sentir de la pasión amorosa como él o
ella así lo desee y considere, sin que ello implique necesariamente, que algún “despistado”
(como yo por ejemplo) se crea que lo escrito va dirigido a alguien en
particular o que conlleva necesariamente la respuesta en automático e intensa
de “alguien” (un alma caritativa). En ese tiempo no entendía que la poesía o el
escritor puede ejercer esa expresión escrita de manera totalmente libre,
lúdica, pasional, tanto como quiera; dado que si no la hiciera así, no podría
expresarse libremente respecto a la pasión amorosa que sienta, haya sentido o
deseara sentir (la musa o el muso de sus sueños, sus anhelos). Y que cada quien
que lo lea, podrá interpretarlo a su manera muy particular de sentir; pero ello
no necesariamente implica que “le prendera carrera” (expresión de mi ex que
significa que se pondrá en el camino de llenar su necesidad afectiva, a que
buen mozo o moza el muchacho o la muchacha) al escritor o escritora que haya
manifestado su dicho.
Facebook tiene muchas
bondades, una de ellas que yo encuentro muy positiva, es que publicando algo en
ese espacio, uno recibe con mucha rapidez la respuesta del público que la logre
leer pero esta respuesta tan inmediata conlleva también un “pero” y es que eventualmente,
dada la “familiaridad” o proximidad que se pudiera tener entre el emisor y
escucha, pudiera darse una espacie de dialogo que al ser público, lleva a
cierto grado de “promiscuidad” dado que normalmente (de manera convencional) dicha
comunicación más próxima, intensa y clara, entre amigos o prospectos amorosos
reales, se da en el ámbito de cara a cara (directa). Por ello yo llegué a creer
(ilusamente) que algún día tenía que juntar mis “ahorritos” para enfrentarme
directamente con la susodicha prospecto (juar, juar, como dice mi primo). Entonces,
dada la imposibilidad de trascender las distancias, por diversas razones (por
una simple lógica racional por ejemplo) considero que si estamos arribando a un
nuevo tipo de aproximación o comunicación diferente, que deberá irse determinando
y mejorarse y bueno, por ello la razón de este escrito y título: “Se vale ver
pero no tocar”. En México, dado el machismo preponderante, las mujeres bellas,
bonitas y de buen físico, casi que tienen prohibido vestirse de manera libre (como
ellas quieran), dado que el macho mexicano siempre verá una clara insinuación a
aproximarse para decirle: “nena linda, aquí estoy para lo que desees, estoy a
tus ordenes”, de tal suerte que prácticamente una enorme cantidad de mujeres en
México (me consta) sabe de manera tácita, que deben evitar la mirada directa en
la calle con los “hombres”, dado el riesgo de que el mismo pueda entrever
alguna posibilidad de aproximación, que muy posiblemente esté muy alejado de la
realidad que la mujer esté viviendo o requiriendo.
Estoy seguro ahora
que el “artista” en general (de cualquier tipo), busca expresarse libremente
para poder abiertamente manifestar su sentir, que esta voz o expresión es muy
necesaria en la sociedad para que el ser humano que la pudiera “percibir” se
sienta algo identificado y de alguna manera “sublime” sus estados internos emocionales
que le permitan decodificar sus anhelos, preguntas o sentires a su vez, de tal
suerte que se requiere un cierto espacio de libertad para este ejercicio tan
vital para la reconstrucción de valores en cualquier sociedad. El artista, con
sus recursos, puede ser un vehículo para que el ser humano común pueda de
alguna manera aproximarse a la comprensión de sus estados internos, quizás sus
carencias o el encuentro de sus propias respuestas.
Debo creo también
decir algunos riesgos, tocante a este tema de esta libre expresión pasional.
Esta comunicación tan abierta y franca conlleva una serie de “riesgos” (vaya
que si), entre ellos plasmo los siguientes:
Que dado el estado
emocional que tenga o esté pasando en ese momento, pueda “enamorarme” del “artista”
(que cubra una cierta necesidad afectiva muy profunda) y que eso me llevara a
crear un cierto vínculo (al menos mío hacia el “artista”) que dada mi “sensibilidad”
o estado, pudiera llevarme a sentir un “lazo” muy fuerte o estrecho que puede
no derivar necesariamente a cumplir o llenar plena y satisfactoriamente mi
necesidad real y concreta de respuesta afirmativa a mi vida (el artista no
podría dividirse en mil cachitos para repartirse con todos sus “fans”), conllevando
el riesgo extremo del suicidio al no verla concretizada. Y esto me recuerdo, se
da mucho en la juventud, en mi caso, prácticamente nos veíamos plenamente
identificados con el artista de moda (a mi me tocaron los 60,s y todo el
movimiento hipie de aquel entonces, y pues ya se imaginaran los “valores” que estábamos
construyendo).
Otro tema de
riesgo es que gentes de muy mala intención, pudieran hacer un total mal uso de
mis debilidades tratando de sacar algún provecho ilegal de mi condición
emocional; extorsión, chantaje o algo más grave: secuestro por ejemplo,
dependiendo de la psicopatía del delincuente. De verdad entonces que debe de ponderarse debidamente esto de las redes y los riesgos asociados a esta
comunicación.
Bueno, ya termino
con esta expresión, ojala algo haya podido “aclarar” un poco al menos al
respecto del tema: escritura y lectura de temas pasionales.
Mis saludos y
respeto
Su amigo: Víctor
(Pato),…