miércoles, 28 de febrero de 2024

Campos de concentración,...

En definitiva es que hemos vivido en ellos, o crecimos o fuimos criados igual, en un campo de concentración (cuasi) y lo recreamos,…, ¿cómo no recordar los regaños, la mala entraña, el terror o hasta el pánico, o la vergüenza o la pena,…?, realmente nos “sentimos” invalidados, condicionados, ninguneados, menospreciados (no valíamos la pena), degradados,…, y sin ningún ápice de derecho, o de valor (valía) o de respeto,…, o de “capacidad” de disenso,…, no lo teníamos,.., nuestra voluntad era harto “condicionada”, ella, igualmente no valía, siempre era subordinada,…, “harás esto, creerás aquello,…”, la ironía, la “sorna”, la burla, era cosa común, cotidiana, un lugar en que siempre caíamos,…, ese desprecio visceral (que no se sabe o se reconoce su origen), se “sentía”,…, no hay ningún sitio amable, bondadoso, “comprensivo”, simpático o empático,…, este no logra conocerse, solo existe la turbiedad, el estuperio, lo soez, tan solo existe la desconfianza, los “pecados”, la abulia,…, y no se cree para nada que la bondad exista, en la “virtud”, pues todo ello es harto pretencioso, jactancioso, hipócrita, ingenuo, tonto,…, naif,…, y con estas enormes gafas, con esta escafandra portentosa, pretendimos “vivir”, o sentir, interpretar el “todo”, el mundo, los colores, las voces, inclusive la piel, las texturas, los mismos sabores, creíamos que eso era todo y que no había más, ilusión, verdad, “credibilidad”, sueños,…, misma fantasía, o el amor o la esperanza,…, nada de ternura para la criatura humana, bondad y comprensión, nada,…, vaya que vivimos en estos escenarios y así juzgamos, y así creímos, crecimos, sentimos, heredamos,…

Ouch,…