sábado, 29 de enero de 2022

Votos,...

¿Qué decir o no decir en estos casos?,…

Memorables son las escenas de las películas, en que el “padrino”, o en ocasiones, alguien allegado, el padre seguido, enuncia una serie de premisas, conocimiento de la pareja y buenos deseos para la misma,…

En mi caso, ¿qué debo decir al respecto?,…, vaya,…, sé que las palabras en ciertas circunstancias tienen alta “densidad” o valor al ser enunciadas en situaciones “especiales”,…

El “matrimonio” vaya lo es y sólo puedo decir, hablar desde mi experiencia vivida tan sólo,…

“Antes” se estilaba todo un protocolo para la pedida de mano de la prometida, el hombre elegía quien debía ser el peticionario, de existir el padre y la madre, ellos eran la primera opción y esta “regla” era seguida en años o décadas antiguas en México, pero luego esto fue modificado, ¿por qué?,…, por cantidad de razones y percepciones diferentes y cuando la pareja adulta, ellos mejor decidían solicitar el apoyo de una persona muy cercana a la misma, que no era necesariamente un pariente consanguíneo con el hombre o la mujer, algún amigo o amiga,…

Valga decir pues que las “reglas” antaño, hoy se han modificado o alterado, y en mi caso, aunque mi suegra vivía en el tiempo de que contraje matrimonio, no fue ella la que recibió la “petición”, sino el hermano mayor de la que iba a ser mi esposa,…, y casi que solamente fue un cierto comunicado de la decisión que habríamos tomado y ciertamente fue muy “amable” y sencilla dicha recepción de voluntad de nosotros a casarnos,…

A mi hermano mayor, si fue en toda la forma, mis padres (ambos vivos en aquel entonces), les toco todo el protocolo de petición, yo les acompañe en esa ocasión y me toco constatar lo mismo,…, vaya cosa todo ese desarrollo: llegar los padres peticionantes, entrajados y contritos a solicitar con toda la humildad posible, el permiso de los padres de la mujer, para la celebración del matrimonio y estos, enunciar el valor y la importancia del mismo, y de ser creyentes (los suegros de mi hermano lo eran), enunciar la socorrida frase: “lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”, deduciendo o de plano decirlo, que el matrimonio era para toda la vida,…, que no hay marcha atrás,…

A mi hermano menor a mí, un año, le toco ser el primero en casarse,…, e igual siguió todo el protocolo, mis padres acudieron a hacer la petición de matrimonio, e igual los padres de la novia, lo mismo, señalar de la importancia de la decisión que iban a tomar con los diferentes “encargos” de la madre o el padre hacia mi hermano, creo en verdad que mi hermano, el primero de los hombres en casarse, quizás no contaba con el debido “coaching” o dirección o asesoramiento indispensable para ello, mi padre era muy parco para “esas cosas” y mi madre, en verdad no sé si ella pudo darle ciertas direcciones o indicaciones, pero ciertamente mi hermano no la vio muy fácil en esta su decisión de matrimonio,…, eso realmente fue lo que pude percibir,…

Y más atrás, mucho antes, conozco muy poco acerca de la historia de mis padres, en sus tiempos, a lo mismo que habría familias que seguían todo el protocolo y más (solicitud de dote matrimonial, que era una o varias prendas u objetos de valor, que testimoniaran del compromiso que se adquiría y que los padres, al recibirlo, daban su anuencia para la unión matrimonial de la pareja), no obstante también pasaba que las parejas igual “rebeldes” o contrarias a cierta decisión de los padres (matrimonio arreglado o elegido por ellos), se resolvían porque el galán, se “robaba” a la muchacha, para luego casarse y formalizar entonces, la consumada relación conyugal,…

Mi hijo el menor, de un de repente, nos “presentó” a nuestra futura nuera, sin ningún aviso: “padres, les presento a…., mi futura esposa”,…, eso fue todo,…, sin agua va, nos enteramos de que ella venía a casarse con mi hijo, por su religión y solo nos estaban avisando de esta su decisión, solamente,…, cierto es que después ya platicamos con la consuegra y algo señalamos respecto a su unión y decisión,…, pera ya ellos habían decidido llevarla a cabo,…

De todo esto, ¿qué puedo decir más y abonar algo que valga la pena expresar?,…

Realmente muy poco,…

La “decisión” de matrimonio, creo, es un ejercicio de dos voluntades, casi que diría exclusivamente, y que en todo caso los padres, solo somos unos “convidados” de piedra, unos observadores que podemos ser “silenciosos” y acaso respetuosos de esta sensible decisión que una pareja asume y toma, la decisión de “formalizar” la relación ante la civilidad o ciudadanía, encuadrada en las leyes exprofeso, y si la “pareja” decide, igualmente establecer ese vínculo importante ante su grey eclesiástica o creencia, que uno o ambos decidan profesar o tener,…

Hoy todavía algunos creen que soy ateo (algunos familiares muy cercanos así lo consideran), debo decir que no lo soy, aunque parezca, cuando me “casaba”, mi pareja acepto mi agnosticismo, en aquel entonces, y debo decir que, si he buscado ser “congruente” con mis creencias y percepciones, aunque esté equivocado en cantidad de ellas (y luego tener que aprender a reconocer esto mismo, mis sensibles errores y “fallas”), ciertamente en este paso trascendental, del matrimonio, se requiere mucha fe y ciertamente, no ser forzosamente el “centro” de todo el universo, los seres humanos somos hartamente falibles y demasiado débiles (espirituales y con nuestros “malos” o nocivos hábitos), que requerimos necesariamente “dejar” en determinadas ocasiones y debe vez en cuando, la guía y dirección de “alguien” superior a nosotros mismos (allí dirán los “creyentes” que siempre habría que hacerlo), ¿en qué ocasiones?,…, ya como padre y suegro que he sido, me han tocado varias veces, el “peticionar”, clamar por esa fuerza y energía ininteligible, adicional y básica, que el ser humano carecemos; de guía, de fe, de confianza en el porvenir, de sabiduría para elegir lo conveniente o lo sano, y una resignación y capacidad necesarias de creer y de perdonar a los seres humanos de nuestro entorno,…, si, a los demás y a uno mismo,…, también,…

¿Qué buscar en la pareja o matrimonio?,…

Me gusta la disertación del borracho Bukowski,…, respecto a la cuestión de escribir,…, si lo haces por fama,…, no lo hagas,…, y tomando su ejemplo:

Si buscas a un ser perfecto en tu pareja,…

No lo hagas, porque hoy todavía no hay un hombre y una mujer, perfectos,…, la perfección y el humano no son algo compatibles y más bien somos seres colmados de defectos y de fallas enormes y hábitos que difícilmente erradicamos,…, y que, muchas veces y en muchos ejemplos, quizás, habremos de morir con ellos,…

Si aceptamos esta premisa, de no querer cambiar, o modificar a nuestra pareja a “fuerza”, entonces quizás estaremos dando paso a la empatía y a la aceptación del personaje en “ciernes” y en automático, igual a nosotros mismos, pues igual no somos una “monedita de oro”, tenemos nuestras “cositas” bellas,…, vaya que sí,…

¿Difícil?,…, vaya que sí,…, porque desafortunadamente el humano somos proclives a la “conquista”, a la “sumisión” de mi par, a ejercer su pleno dominio y su control, casi, casi que de manera “natural”, queremos que se sienta así y no asa, que coma así y no asa, que piense y sienta igual, como creemos o deseamos,…, penoso es que el ser humano, bipolar, neurótico, incompleto, “fallo” en demasiadas formas y maneras, pretendamos dirigir a un solo ser humano y/o su voluntad o estado anímico-emocional: “tú puedes, decrétalo”, “échale ganas”, “ponte las pilas”,…, etc. etc.

¿Cómo vivir y convivir en ese estado de sitio?,…, leve o fuerte, pues parece que es “algo” que debemos pues considerar, evitar hacerlo, hacia nuestro par, casi que es algo muy “vital” para que la relación no sea demasiado asfixiante, “tortuosa”, agobiante,…, o de menos, aceptar esta sensible posibilidad, puesto que en el humano es casi segura y demasiado plausible de que se viva,…, ¿tendré la paciencia (de un santo), para sobrellevarlo?,…, es casi, casi que un planteo forzoso que debemos hacernos con anterioridad,…, o con anticipación,…

En algún aporte leía, ¿te dormirías con esta persona, con plena confianza?,…, si, es un planteo necesario y honesto, ¿podremos confiar sobradamente nuestro descanso y ausencia de vigilia a este ser cercano a mí?, considerándolo con justicia, quizás podremos elucidar y aceptar una clara respuesta a este planteo,…, hombre y mujer deben, creo, hacerse dicha pregunta,…, y aceptar su respuesta a ello,…, y su consecuencia,…

Los hijos,…

¿Entiendo que lo que yo sea y también mi pareja, “heredaremos” a la progenie, todo lo que seamos, nuestras creencias, nuestros miedos, nuestras “fallas”, nuestros hábitos, nuestros prejuicios y cultura, algunas o muchas, “lagunas o vacíos “x”, y nuestros “valores”?,…, de ser así,…, de aceptar todo el “bagaje”, todo el “paquete” completo de esto,…, podremos proceder creo, con mucho mayor sabiduría o consciencia de nuestro proceder,..

¿Qué miedo verdad?,…

Pareciera que escuchara,…, no obstante, el matrimonio es un ejercicio digamos “necesario”, pues se ocupan de menos dos personas para sobrellevar la carga que significa una familia, los hijos, su atención y no excluyo que hay mujeres principalmente, que solitas ellas han sacado a su familia adelante, una de ellas mi madre que nos sacó a todos en un buen periodo de tiempo, quizás la época más crítica, cuando púberes, jóvenes y adultos jóvenes,…, también mi hija, ha bregado, yo la he visto,…, con su pequeño,…, y desde allí ha madurado y enfrentado muchos retos y los ha superado,…, claramente sé que la vida es un quehacer constante y creación,…, lo sé,…, y mis hermanas igual,…, les ha tocado salirle al paso a sus hijos,…, ellas solitas y ahí la llevan,…, que ojala la vida les resulte más grata que su contrario, es mi deseo,…

Aprender a amar,…

Sí, es algo necesario, indispensable para el ser humano,…, para poder erradicar de tajo, ese etnocentrismo y ego característico, acendrado del ser humano, cuando podemos ver por otro ser distinto a nosotros mismos, tener algo de miedo de sus tropiezos, de sus fracasos, que no sean que los acaben y minen, o que una enfermedad o una pésima o mala percepción pueda “cegarles” la cordura, el entendimiento,…, estaremos quizás realmente arribando al amor que requerimos hacia la “criatura” humana,…, y el matrimonio, la familia, los hijos, se acercan mucho a ello,…, a ese especie de ascetismo que muchos podemos renegar constantemente,…, ello también es cierto,…, pero no por ello debemos acabarnos o demolernos del todo,…, eha,…, pues, adelante,…, prosigamos,…, eso es lo que no se dice en los papeles (la letra chiquita de los contratos) y el matrimonio, o tan sólo los hijos, simiente de la familia,…, lo es,…, nuestra célula de ciudadanía y de sociedad,…, ya,….

Mis mejores deseos para la futura familia,…