retorica la muerte o el silencio,…
y acaso navegamos sin apenas rumbo o brújula,…
No tenemos sentido de la orientación o del gusto,…
o de la consciencia,…
Cuando pequeños,…, requeríamos tan poco,…
de espacio,…, de cariño,…, de personas cercas,…
Y de actos,…, quizás escuálidos,.., apenas,…
pero eran tan significantes,…
le dábamos una enorme dimensión,..
Era nuestro mundo, nuestro universo,..
un cielo tachonado de estrellas rutilantes,…
Y ¿hoy?,…, nada nos sacia,…, nada nos complace,..
vivimos en un mundo terrenal, quizás veinte veces más amplio,…
y en un mundo virtual que nunca imaginamos,…
Podemos viajar eones,…, galaxias,…, la historia,…
razas y culturas,…, y todas ellas se entremezclan,…
Y ya no sabemos,…, que es bien o mal,…
carecemos de definiciones, de valores,…
De prejuicios,…, de folklore dirían otros,…
de creencias arcaicas otros más,..
o de atavismos,…
Y mientras el mundo expandimos,…, nuestra consciencia y esencia
se nos pierde, se extravía,…
¿Y ese niño pequeño de nuestra infancia,…
que recibía con enorme gusto y gracia sus taquitos de huevo con frijol?,
irremisiblemente, se me ha perdido,…
Preferible es que volvieran,…, esas creencias anquilosadas,…
esa caricia, y esa queja constante, esas penumbras y silencios,…
esas miradas que ya no volverán pues ellas ya se han ido,…
¿para siempre?,…
quizás si,…, quizás no,…