domingo, 25 de febrero de 2024

Delirios de grandeza,...

Debo reconocer con cierta pena y vergüenza, que yo padezco de esta “enfermedad” (del alma), en uno de los doce pasos menciona de seguir haciendo nuestro inventario, y es un tanto eso (con la pena para mi gente) y además porque la enfermedad del alma, ella se “transfiere”, ella pasa a nuestras nuevas generaciones y reconocer que este tema o tópico, viene muy de la mano de “fractura emocional” y según el grado de esta, quizás el “delirio” viene a buscar “compensar” el grado de valor (amor, aprecio) que se necesitara y que no se tuvo u obtuvo en su momento, este delirio puede “confundir” al sujeto, darle la certeza, de que sus ideas o abstracciones son fenomenales o geniales o únicas (sobresalientes del común o vulgo), caray, en realidad las “ideas” pueden ser realmente “excepcionales” (que esto sea cierto), pero ello no implica, necesaria y forzosamente, que estas “DEBEN” aplicarse en la realidad FORZOSAMENTE o en el momento en que el “sujeto” aduce DEBE SER (ya, de inmediato, urgente, sin premura), todas las enfermedades del alma, son tristes por decir lo menos, son fuertes, resistentes, ¿por qué?, porque el “individuo” o sujeto, ha tardado demasiado tiempo en ello, le ha costado energía, “creatividad”, el poder argumentar al respecto, establecer argumentos y premisas que “validaran” su postura, evitando las “fisuras”, las “lagunas” de conocimiento o argumentativas,…, esta enfermedad del alma como la soberbia o la vanidad, son realmente terribles, porque “afectan” a la gente que nos rodea de manera importante, ¿la cura?, difícil a estas alturas pretender dar esta, mas sin embargo se entiende que lo “opuesto”, o sea la humildad (la real humildad, no la que concibe muchas veces el enfermo de esta malignidad), ella nos puede ayudar (salvar) de esta insidiosa enfermedad del alma,…

Abrazos,…