Me han dicho que no debo de mirar hacia
atrás,
que atrás ni para tomar impulso, que aquello
que pasó o no, ya, ya, pasó,..
que habría que abandonarlo todo, desterrarlo,
que la fuerza, la energía que todavía
conservo, se consume, ya se apaga,..
que se necesita para los nuevos pasos, los
nuevos retos, los nuevos cielos, ya para poder volar,..
quizás al último cielo, a la hermosa y dulce morada
de las níveas almas,..
que las cosas ya pasadas son historia, que no
habrá de cambiarse un punto, una coma,
que si Dios lo hubiere él querido, sería todo
tan distinto,
pero no, las cosas son como son, como fueron,
ya lo son,..
que aquello que me aturde, que me abate, me
consume,
que ya pasó, que ya aconteció, sucedió,..
todas estas voces conjuntas ya me llaman, ya me
hablan, me seducen,
todas, todas dicen: dejad ya a los muertos,
la vida requiere de los seres vivos,…
Sin embargo, no por animo de contrariarles de
romper ya sus creencias y sus buenos deseos,
es que yo les digo hermanos míos, que no
podría amarme tan solo por pequeñas partes,
¿cómo me podría amar si mi mente no me deja
de atormentar con infinidad de preguntas?,
¿qué es la felicidad?, ¿cómo alcanzarla?, ¿merezco
justicia?,..
y todas, todas ellas me llevan, me remiten a
los antecedentes, hay que ver las variables,..
que se fueron conjugando para esto, para
aquello, antecedente, consecuente,…, resultados,..
desafortunadamente para mí, imposiblemente no
puedo acallar este diseccionar de los hechos,..
mi racionalidad tan arraigada no me lo
permite,..
como me gustaría tener la fe del carbonero, y
que tan sólo con una breve oración,
puede entregar ya su camino, su sendero, y sus
pasos, al dueño de la luz y de la fe, que mas quisiera,..
tener plena convicción en el porvenir y que
Dios prodigará, que siempre, por siempre, proveerá,..
como me encantaría rescatar la fe de los
azules años de mi infancia,.., oh lloro al recordarlo,..
ante esa imagen, ya me hincaba, y unía mis
manos, agachaba ya mi cara, mi cabeza y empezaba a hablar,..
no recuerdo los detalles, mentiría, pero si
la sensación, de plenamente creer en que
Dios, Cristo,
me hablaban con sus ojos, me adentraba en
ellos y yo sentía me escuchaban,..
Aquí al final ya de mis días, de mis años,
como quisiera dócilmente soltar todas mis cargas, mis amarras,
liberarme ya de mis cadenas, mis grilletes,
mis pasiones, mis temores, mis defectos,..
ya dulcemente abandonarme, a la luz de mi
creador, con plena confianza, total convicción
La pregunta se plantea: ¿podré yo?,.., ¿algún
día?,..