Seguro es la muerte nuestro destino,…
como seres “vivos”, eso es lo que nos depara,…
el destino,…
¿Acaso somos tiara y arena?,…
¿luz que no quema?,…
¿sombra del viento?
¿un trazo hendido en el viento?,…
¿una silueta, una sombra, o un tañer?,..
Una alegoría un tache, ¿qué somos?,…
Seres disminuidos casi mudos,..
ciegos también de tantas cosas,…
Inundado de temores e insensatez,..
de creencias malsanas que colonizan nuestra alma,..
que la corrompen,.., que la fracturan, la quiebran,..
Y dejemos la humildad y la fe y el amor
y la certeza,…, el tranquilo remanso de criatura,..
Somos traidores a nosotros mismos,
y justificamos a nuestros excesos y delusiones,..
Probamos, llegamos al límite de la razón y la consciencia,…
creemos que,…, y solo son atisbos,…, “razones” que deseamos
sustentar y que quieren justificarnos, o a aquellos que deseamos
relevar por encima del otro,..
Muy quizás, tardíamente,…
nos vamos percatando de nuestra dimensión,..
De nuestra tristeza y soledad, pues somos ausentes,..
lejanos, de la percepción, lo íntimo de nosotros mismos,..
¿Y de los demás?,.., vaya que sí, sobradamente,…
pues pretendemos comprenderles, cualificarles, describirlos,..
figurizarlos, dimensionarles,.., acotarlos,…
“Fulanito es así o asa,…, menganita le gusta esto o aquello”,…
y entronizamos nuestra percepción y cualificación y ella se convierte
en un juicio, categórico, inamovible,…, que difícilmente “modificamos”
nuestra premisa, nuestro juicio,…, no variamos el mismo,..
Y en realidad solo estamos en la “superficie”, solo en las capas
superiores, “superficiales” que a veces, solo a veces, emitimos o ejercimos,..
“Algún día fui valiente o feliz o pleno”,…, o “algún día realmente no me equivoque
como solía hacerlo”, “algún día fui claro, sincero, supe amar y ser empático,…
quise comprender, abarcar”,…
Algún día,…
