Si es muy
cierto,..
que se busca , que
se anhela tanto, tanto,..
la perfección, la
belleza, sólo el cálido amor,..
y sin embargo
sucede,..
que es todo lo
contrario,…
lo que nos
acontece,..
y desfallecemos, quebrantamos,..
nos perdemos,..
Y tan sólo en el
error, en la falla,…
es en verdad que
se estila,..
el elixir de la
vida,..
La fuerza de la
naturaleza que fragmenta
a la ruda roca que
descubre al diamante,..
que le da su
pulido, su brillantez,…
su enorme valor,..
Necesario
saberlo,..
para aquilatar,..,
para no sufrir,..
para no huir del
error, de la falla,..
no temer,..
Sabedor ya que el
error, la equivocación,…
son los sublimes
maestros,..
precursores de la
belleza, la quietud y la paz,..
tan merecida,
justa, devengada,..
Aquella que nos
besará la frente,..
en el postrer
suspiro que durmamos,..
y que ya nunca
despertemos,…
Sólo el error, la equivocación
nos conforma,..
la falla,..
nos enseña
tanto,..
A descubrir el sol
de madrugada,..
a considerar la
humildad como algo necesario,..
no superflua,..
Comprender, el
abrir la mente,..
no tenerse como
maestro,..
(sólo del
error),..
Harto necesario,
deveras el error, la falla,..
no importa lo que
se diga,..
de su temor por
ella,..
Ya lo saben de
cierto los seres que han vivido,..
siempre sumidos,
sometidos,..
ante una gran pena
o dolor,..
Juro que lo he
visto,..
tantas veces, que me
perdía,..
en lo banal y cotidiano,..