lunes, 9 de enero de 2023

Sexo, sexo, sexo,…

Desde ¿cuándo?, la palabra sexo y el concepto en sí, es tema tabú en nuestro México lindo y querido, siendo que el mismo, es un instinto humano siempre presente, desde que nacemos hasta que morimos, definitivamente, alguien experto en relación a este tema, nos dice: “el libido sexual, es la fuerza motora de la creatividad, del empuje, de las ganas de vivir”, por ello constante que a las personas “abstemias” (sin sexo regular), se les “ningunea o desprecia”, con la frase de mala fe, “le falta sexo” (vulgarmente se dice, le falta unas buenas cogidas), cuando la misma presenta actitudes y reacciones “contrarias” o de mal carácter o de respuesta hacia la interacción con personas en su diario vivir, en México es clásica la figura de las “solteronas” o “solterones”, que se les coloca en un compartimiento, etiqueta o calificación muy deplorables, de una dimensión de minusvalía o “degradado”, esto es, vale menos la persona y pues se entiende que carezca de madurez, de raciocinio (esta histérica o histérico), de un análisis justo, equilibrado.

En México se dan severos contrastes sobre este tema, solo habría que seguir la historia contemporánea y antigua, hace unos 50 años, era un verdadero “calvario” el tema sexual, el cual era prohibido hablar públicamente de ello, era algo oculto, y solo para hablarlo en un grado de alta confidencialidad y secreto extremo, ¿con quién?, quizás con el cura (pobres en realidad, que siendo abstemios, escuchar tremendos secretos, ligth y perversos igual, con la consabida castidad impuesta), con la mama o con la comadre o amiga, “contar” esas historias “lúgubres” de como tenían sexo con sus esposos (era prohibido tener sexualidad fuera de matrimonio), si buscáramos y existieran “datos reales y cifras” de cantidad de temas conflictivos acerca de la sexualidad: estupro, violación, pedofilia, ninfomanía, embarazo no deseado, aborto clandestino, etc., no sabemos si la sociedad “culpigena” que ha sido la mexicana (“por mi culpa, por mi grande culpa”,…), que requiere de cantidad de rosarios y perdones, de actos de contrición diversos: “asumo las consecuencias, me caso con usted”, una manda notable, reconozco o no al hijo fuera de matrimonio, etc etc.

Luego ya en los tiempos de los 60,s y muy posible desde antes, los 50,s, se da el “despertar sexual”, los hipies, las comunas, los grandes líderes del avance de la sexualidad a nivel masa: Master y Jhonson, mismo Erich Fromm, Wilhelm Rich (el orgón), cantidad de posturas y derivación de acciones diversas que buscaban romper con el mito de la sexualidad culpigena a toda costa, ¿y se logró?, ciertamente hubo un cambio de paradigma en el tema sexual, más sin embargo, en una sociedad “consumidora”, “placeba” (el mundo feliz de Aldous Huxley), estas “aperturas” solo han dado oportunidad a severas desviaciones aún mayores y amplias y en lugar de “mejorar” a la gente, la han desviado claramente y la ha fragmentado sensiblemente, o sea, la mentada “cura” ha sido mucho más nefasta que la enfermedad (la culpa sexual), hoy creo que hay sexualidad (?) fuera de los totales límites éticos básicos y sustanciales en países de “primer mundo”: la necrofilia (literal), el sexo humano con animales, por dar algunos ejemplos,…

¿Es difícil romper esta inercia de desbarrancamiento de la sociedad, sobre el tema tan importante de la sexualidad y que nos pervierte como sociedad?.

Y al hablar de desbarrancamiento, no estoy señalando Sodoma y Gomorra, sino que es evidente esto mismo, que al tener o poseer una sexualidad errónea, equivocada sensiblemente, la sociedad y el individuo igual “pervierten” su misma sexualidad y su ciudadanía consecuentemente (el “arrastre del rebaño”), además y claramente que es “un medio de control enorme, del aparato del estado” (Noam Chosky).

Es pues señalada mi “percepción” sobre el asunto y tema, es pues buscando una “sexualidad sana”, la cual debe de ser construida, ¿por quienes?, por “cantidad” de gente y profesiones, con una ética justa, universal y que busque el “empoderamiento” del individuo como tal y su superación como individuo y sociedad, que esta “sexualidad” no enajene al mismo, que no sea un tema de castración individual y colectiva, que evidentemente “logran” ganancias enormes esta desviada sexualidad y que le someten.