Que no tienen que
casi decirse, ellos ya son,..
permanentes,
incondicionales, son,..
Pero igual pueden
agotarse, extraviarse,...
Esa mirada
suplicante, del tierno niño,..
que estira los
brazos a su madre o su padre,..
Que le interroga
con esa mirada, con ese gesto,..
que no dice nada,
pero grita,..
hazme caso,..,
escucha,.., siente (me),..
Siembra mi
futuro,.., con amor,..
no con terror,
desesperanza,...
Con fe, con
benigna humildad y no soberbia,..
El amor de una
madre, de un padre,..
que siempre espera
lo mejor de su pequeño,..
que su amor
quisiera le cubriera, protegiera,..
todo el tiempo,
toda la vida,..
Sus pesares no
llegaran, que nada le hiriera,..
aunque si bien se
comprende,..
le deja a la vida,
que en su bendito quehacer,..
ella le construya,
lo delinee, perfile, geste,..
un sueño más
allá del sueño anhelado,..
más hermoso,..
Los primeros
amores,..
los más
hermosos,...
en que se
empezaban a mezclar,..
los suspiros, los
ensueños,..
las manos
trémulas,..
las palabras
libres, inocentes,..
la necesidad
urgente,..
los sublimes
roces,..
Hermosos amores,..
que no distinguían
de los signos,..
y las formas, los
lenguajes,..
eran llanos,
tersos, tan románticos,..
Hermosos amores,
que perviven,..
a Dios gracias,..
a pesar de todos
los constructos,..
tiranías,...,
nuestros diques,..