No me hagas caso de lo que yo te pueda decir, manifestar,…
no soy tan importante,…
No solo busques miradas vanas, cómplices,…
que te sostengan,…, que te admiren,…
que te envanezcan enorme,…, y que digan,…
eres mi Dios,…, mi sensei, mi referente,…
Mejor busca la mirada de aquellos que te han querido,…
encuentra en el profundo de sus ojos, de su rictus,…
tus hijos quizás, los presentes y los ausentes,…
aquellos que “algo” bueno te pudieron enseñar,…
humildad por ejemplo,…, bondad sencilla, amor, piedad,…
igual para contigo,...
En tu hijo busca, los ojos de perdón y sin palabras su decir,…
“lo se papa, la cagaste,.., pero ya,.., ya paso”,..
Quisiera decir lo siento,…
aire, ventisca, brisa de viento,..
una morona del tiempo, un instante,…
que yo olvide, pero que nunca se ha ido,…
Desde los confines remotos del universo,..
siempre me dicen,…
aquí estoy,…, aquí estoy,…, sigo presente,…
Todo redunda en verano viento,…
sol, arena, arcilla,.., venerable tiempo,…
Sobre las sencillas horas del adviento,..
no hay ningún souvenir que nos deje quietos,…
sobran las manzanas, los regalos,…, los trozos de consciencia,…
que nos tocan frecuente,…, “no nos dejes”,…, ellas claman,…
Sobre el maxilar de las hojas dulces, en agonía,…
ellas se derrotan y languidecen apenas,…
o ciencia cierta malsana, impía,…
¿qué más decir que no se haya dicho, profesado?,…
¿cómo convenir con todos los tiempos, remotos, cercanos?,…
Obviando el paraíso y el otro extremo,…, ver las cosas
tal cual como son,…, apenas trozos, girones de seres humanos,…
que vivimos,…, que morimos,…
Ah consciencia,…, ah párvulo de niños sin caducidad,…
siempre, siempre están,…, presentes,…
