jueves, 9 de julio de 2015

Un poco mas,...

A mis sesenta años, en esta altura de mi vida, como que me veo obligado a ver los pormenores, los “detalles” de mi vida, hacer la disección (como la autopsia)¿que fue lo que paso?, ¿tomaron las placas, del que me atropelló? (y literal que así fue, hace muchos, muchos años, yo fui atropellado); gente de mi entorno me plantea, ¿ya para que?, ¿que caso tiene?, y es que yo al menos quisiera saber, no se si por puro morbo, identificar, que fue lo que se conjugó (y no sólo por la providencia y sus avatares) para verme inmerso en este bendito caos, vaya que sí, porque de otra manera, no me vería enfrentado  aún todavía, con esta mi realidad tan mía, tan propia, exclusiva, clara y categórica. En verdad que darme cuenta que realmente mi pereza, mi dejadez, mi baja fuerza, fue una de las verdaderas razones, sino es que la principal o primordial, para haber vivido mi vida, de una manera como totalmente “forzada”, como tomado o asido de la mano fuertemente y no ser “soltado” o liberado de ninguna manera, ella misma, esta nimia energía, me abandonaba a mi suerte y me dejaba, como un verdadero espectador de la hermosa o accidentada vida, como un “voyeur” empedernido, consuetudinario y en verdad que no, para nada me agradaba esta posición, esta postura; los amigos me mostraban, los devenires, los resultados de sus andanzas y yo ciertamente por dentro, me sonreía, como queriendo darme una tácita respuesta, “he allí, que no tuviste que equivocarte” y tantas veces, por mucho tiempo, me fueron creciendo los años, la “maleza” del jardín de mi vida (licencia poética, para decir, la pobreza de resultados significantes en mi vida), en verdad que casi siempre, evadiendo la determinación tan necesaria que se requiere para “aventarse”, para “resolverse”, no importar equivocarse (parece “cliche”, pero muy cierto), no importan los resultados que se dieran, pero tener el coraje de ejercer y tomar el control de mis actos, de mi vida, mis decisiones, el “saborearlas”, verme satisfecho o al menos realmente resignado o aquilatado por mi esfuerzo, yo mismo, no de nadie. En verdad que veo hacia atrás y ¿que es lo que percibo?, como me vi remontado en la ola de mi vida, como un suicida “surfista”, con tanto miedo, con los ojos como de plato y temblando como una hoja, observando, “palpando”, las enormes pasiones que se adentraron, en mi nimio corazón tan lánguido, tan indolente, como de trapo, era en verdad inminente tantos requiebros, de este pobre corazón y de esta nimia alma, tan precaria, que pensar y concebir la huida, por la puerta falsa era casi un axioma, porque no podía, realmente no podía, enfrentar con real valentía, todo lo que devendría, que los deberes como esposo, que los quehaceres, los hijos, su llegada, su enorme necesidad de ser arropados, protegidos y cuidados, prefería mi alma, languidecerse, abatirse, como un alcatraz sobre el agua, buscando su propia imagen, solamente, solamente; el buscar y otear en si mismo, verseando y hablando con esa muerte, preferir esto mil veces que enfrentar a los sucesos, evadirse tanto, tantos años, en verdad, que deveras, y ya luego por fin despertar con mucho frío, con una soledad apabullante allá en Queretaro, preguntarse una vez más: ¿y que he hecho?, han pasado ya quince años y por fin regresar una vez más (y que no fue la ultima), ha querer rescatar a los escombros, el desastre en que había abandonado esta vida, derruida, abatida, ya, ya, hasta aquí, creo ya, puedo dejar aquí esta oda, esta semblanza, esta referencia para mi perspectiva, que ya lo he dicho, no fue la única, mas ¿ahora que?, ¿que sigue?, ¿abandonarme por completo a los resultados, los efectos de esta cruenta, lánguida y sórdida vida?, ¿dejarme otra vez verme sujeto, abandonarme?, esto lo he repetido un ciento de veces, casi siempre, por eso el encono, el coraje, conmigo mismo, con mi gente, la vida; quisiera algo modificar al menos, manejar otra actitud, otra postura, hacerme pleno acreedor ya de mis actos pasivos o activos, serán todos míos, por allí habré de recomenzar, esta vez, en estos años (espero), ya que la “confianza”, de verdad que no la tengo, ni siquiera en mí (yo mismo me desconfió).

Ya, ¿que mas?, continuemos, en este bregar, en esta vida, con plena (ojala), consciencia, responsable de mis actos o no mis actos (mi pasividad), de mis decires y lo que me callo, ser cierta y totalmente responsable, sólo yo mismo. Eha,.., ya,..., a caminar,...



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