En verdad que no
trepidan todas las flores,...
y en tu ocaso, no se
instala el sol en lo oculto,...
en verdad que no,...
Y no trepida en
verdad que todo el cielo,...
ni mi alma
quejumbrosa va,...
ni clama por llorar
una elegía,...
Mi amada mía,...,
en verdad que pobre,...
apenas pinta, el
pincel de tus colores en mi magra vida,...
De tus ausencias, me
he llenado, porfía, y porfía,...
ay alma mía tan
querida, que hubiera querido elevarte,...
en el sol de mis
auroras, en una montaña virtual que yo vislumbre,...
En mi atardecer, en
mi noche,..., eterna o de mil horas,...
no acabase,..., esos
pasajes, esos roces, que nos hubiéramos,...
si,...
Que aquellas
nuestras energías, esas de la estática, manifestáranse,...
e hicieran un
chasquido, emitieran algunas chispas,...
y el dolor tan
sutilmente intenso y muy bello,...
de dos pieles, que
juntándose, eslabonandose,...
se lijaran, una a
una,..., emitieran,...
Ay hermosa, mujer
tan bella, bella,....
que en tu noche, te
hallas escondida,...
de mis ojos, esas
mis locas palabras,...
no se diga de mis
roces,...
mi locura,...
Mujer que no te
encuentro,...
y que divago, como
fantasma sollozante,...
alma en pena,...
suplicante, pobre,
pobre,...
¿Vez?,..., que he
podido sacarte una sonrisa,...
bueno, algo es
algo,...
mentirosa,..., ahí
nos vemos,...
seguiré bregando en
esta búsqueda,...
no se donde,..., ¿para que?,...
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