La aglomeración,
el tumulto,..
la inundación de
las palabras, los espacios,…
la fuerza de la
imposición,..
el temor tan
visceral,..
ello todo me
mueve,..
a querer
sobreponerme,..
colocarme en
cierta posición,..
en determinada
postura,..
Rígida,..
categórica,..
como si con eso
bastara,..
Y lo contrario
también,..
un abandono
totalmente relajado,..
adaptarse como lo marque el derrotero,..
la exigencia, el
devenir,..
Tristemente he
sido así,..
y vaya que me ha
costado tanto,..
ser llevado de la
mano,..
Por flaqueza, por
anhelo de amor, inseguridad,..
por debilidad, por
ingenuidad (vaya que si, absurda),..
o por temor,..
Darme cuenta
siempre,..
(luego de que han
pasado las cosas)
que no era lo que
yo quería,..
lo que anhelaba,..
lo que deseaba,..
y tener que forzar
a mi espíritu, a mi mente,..
es lo que debes,
es lo que mereces,..
¡acéptalo!,..
¡resignación!,..
Al verme en
perspectiva,..
me doy tanta
pena,..
me reconozco que
fracasé,..
con el primer
amor,..
autoestima,..
Por una lánguida
debilidad,..
que sólo me
pertenece,..
los demás no
tienen,..
ninguna
responsabilidad,..
(cada quien hace
su luchita)
En secundaria
“alguien” hacia una broma,..
y decía: “No
manches (otra palabra), respétalo,
¿que tal si llegas
a tener un hijo igual que él?,..”
diciendo esto
delante del susodicho
y del abusón,..
y yo como
espectador,..
me sonreía,..
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