¿Acaso es el orden de las palabras?,..
la manera en que van apareciendo,..
y delinean, contornean sentimientos,..
¿Los construyen?,.., ¿los
traducen?,..
son pulsiones del alma,..
quieta, adormilada,...
Que en verdad nos eleva,..
de esta magra presencia,..
cotidianidad, abulia,..., pereza,
sueño,..
Ellas, si las permito, ellas me
dictan,..
me reclaman, me cuestionan,..
¿Que donde la belleza de un cuadro,
una pintura?,..
que ese acomodo del dulce verso,..
que la idea loca, transfigurante,
inquietante,..
que me sofoca,.., me disloca,..
toda mi estructura,.., mis cimientos,..
Que me ralentiza, cauteriza, que hace
conmigo,..
cuestionarme, disgregarme, no
evitarme,..
que me dice, despierta, estoy aquí,..
ven abrázame (verdad),..
Que me habla del amor y del desamor
manifiestos,..
que cuantas veces yo señalaba con el
dedo “acusador”,..
(dice mi nieto de 8 años: dedo
“majadero”),..
hey tu, ¿no me quieres?,..
como si fuera una obligación,..
Hermosa palabra,..
déjame encontrarte,.., que no me
agote,..
que no me pierda,..
En la parafernalia, del embeleso,..
de la tristeza, de la soberbia,..
Que sea sencilla, llana, plana, sin
sinuosidades,..
que la verdad pueda emerger de ese
cumulo,..
os lo pido,..., lo requiero,..
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