sábado, 6 de junio de 2015

La palabra,...


¿Acaso es el orden de las palabras?,..
la manera en que van apareciendo,..
y delinean, contornean sentimientos,..

¿Los construyen?,.., ¿los traducen?,..
son pulsiones del alma,..
quieta, adormilada,...

Que en verdad nos eleva,..
de esta magra presencia,..
cotidianidad, abulia,..., pereza, sueño,..

Ellas, si las permito, ellas me dictan,..
me reclaman, me cuestionan,..

¿Que donde la belleza de un cuadro, una pintura?,..
que ese acomodo del dulce verso,..
que la idea loca, transfigurante, inquietante,..
que me sofoca,.., me disloca,..
toda mi estructura,.., mis cimientos,..

Que me ralentiza, cauteriza, que hace conmigo,..
cuestionarme, disgregarme, no evitarme,..
que me dice, despierta, estoy aquí,..
ven abrázame (verdad),..

Que me habla del amor y del desamor manifiestos,..
que cuantas veces yo señalaba con el dedo “acusador”,..
(dice mi nieto de 8 años: dedo “majadero”),..
hey tu, ¿no me quieres?,..
como si fuera una obligación,..

Hermosa palabra,..
déjame encontrarte,.., que no me agote,..
que no me pierda,..

En la parafernalia, del embeleso,..
de la tristeza, de la soberbia,..

Que sea sencilla, llana, plana, sin sinuosidades,..
que la verdad pueda emerger de ese cumulo,..
os lo pido,..., lo requiero,..


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