3. La Política.
Definirla, no tiene tanto caso ahora, ya que muchas de las definiciones
conocidas o vertidas por los tratadistas, en México actualmente, no tienen
cabida, y en todo caso se hacen teóricas, habría que definirlas desde el
momento histórico actual que vivimos, en la actualidad en México, la correlación
con esta palabra, y esta ha sido estrechamente vinculada al político típico mexicano,
el cual se le puede definir con amplios rasgos: torvo, tramposo, mentiroso,
traidor, sometido a un líder y no al ciudadano que lo llevo al poder con su
voto, corrupto en esencia, por lo tanto, todo es llegarle al precio; y mucho de
este “carisma” o imagen, viene correlacionada con la figura típica del político
Priista, ¿por qué?, por la simple razón de que el PRI nos ha gobernado por todo
el espacio desde 1917 (98 años) y solo simulando que no en el periodo de Fox y Calderón,
pero obstaculizando todas las propuestas posibles de los mismos. Es por ello
que la degradación política es terrible, casi todos los partidos sin excepción,
han surgido o eclosionado sus líderes desde el PRI, por haber sido disidentes o
por una ambición que buscaba un reposicionamiento en otro partido, ¿ejemplos?,
cantidad: Cárdenas, Muños Ledo, López Obrador (varias veces, PRI, PFCRN, PMT,
PRD, PMT, Morena), de tal suerte que sus prácticas y métodos aprendidos, darles
uso con una aparente nueva retorica y discurso (falta de congruencia). No es
entonces nada extraño que los ciudadanos no quieran saber nada de la política como
tal, hay tanta decepción al respecto, que se ve muy difícil que ahora ellos
tengan algo de confianza en cualquiera que se les presente como nuevo, de
entrada no creerán ningún posicionamiento, ninguna postura, ni principios, ni
razones que se argumenten, todas serán descartadas por default.
¿Cómo entonces, poder lograr la confianza del ciudadano en la política y
algún partido?
Realmente un gran reto, por múltiples razones:
a.
La sensibilidad histórica de todos los
mexicanos, está totalmente deteriorada, agotada, nadie, fuera de la política de
partidos, confía en algún partido, aunque le ofrezcan de entrada el toro y el
moro.
b.
La gran masa política en el poder, es una
verdadera entelequia, se dicen disidentes unos de los otros, pero en realidad,
todos ellos se llevan muy bien entre ellos, son “compas” y hay como un “pacto
de caballeros”, tú me cuidas y yo te cuido, hoy por mí, mañana por ti y así;
esta es una barrera muy alta, casi infranqueable de rebasar, y
desafortunadamente para todos los ciudadanos civiles, son ellos por medio de
los legisladores, los que legislan y permiten a través de su voto, el aceptar o
rechazar una ley o un cambio que pudiera ser significativo para los civiles. Y obvio
que en una reforma política de fondo, ellos serán los primeros “afectados”.
c.
Las candidaturas independientes pudieran ser una
solución para romper con esa gran inercia de los partidos políticos veteranos,
sin embargo, estos mismos, yo propongo, sean independientes del erario, ¿por
qué?, por infinidad de razones: la principal es que no sean “enajenados”, por
las dietas del gobierno, y que además, consecuentemente, no “cueste” al erario,
y que el mismo se haga de recursos (sea “autosificiente”), cuidando tan solo, a
través de mecanismos, que no sea financiado por intereses netamente obscuros
que puedan “obligarle” a retribuir de alguna manera dicho financiamiento,
necesariamente, tal recurso, debe de venir de civiles aislados, preferentemente
y no en grandes cantidades, desde empresas o grupos económicos muy fuertes. Obligando
entonces que el partido independiente realmente pueda ser realmente empático con
la población y sus requerimientos, para poderse ganar su confianza y su apoyo económico,
así como su atención y seguimiento, en todas sus actividades.
d.
Otros recursos que deberán considerarse
necesarios son los siguientes y que ya se han dicho algunos de ellos, pero que
no se han aterrizado: la renuncia del mandato, exigida o por mutuo propio, la reelección,
el refrendo a una ley o disposición, el plebiscito, la cárcel para los
servidores corruptos, no solo la renuncia forzada, a todos los niveles, que se
adecuen los tiempos de servicio, es realmente visible y hasta cierto punto lamentabilísimo,
que cada vez que empiece una nueva administración, se tengan que perder
demasiado tiempo para valorar, ¿cómo les dejaron las arcas y pendientes la administración
pasada?, para que después de eso, apenas empiecen a formularse los “nuevos”
proyectos o planes de gobierno y tener que comenzar, prácticamente desde cero y
a veces con tan mal tino, que las obras se entregan inconclusas y llenas de agujeros
de todo tipo, recursos mal aplicados, fallas técnicas, peculado, mal versación,
etc. Debería haber una Ley Presupuestaria Federal, que establezca en primera
instancia, el desarrollo de las regiones del país entero y que eventualmente
estas se revaloren, pero que ello obedezca al gobierno Federal, el hacerlo y
reencausarlas, invitando de entrada a que los gobiernos, de frente a la ciudadanía
suscriban dichos acuerdos, o sea, establecer Proyectos de Desarrollo Regional,
con dirección Federal, conjuntados con los Estados, que de alguna manera vayan
regulando el desarrollo de las regiones que pueden estar beneficiando a varios
estados, y que no necesariamente dependen de los periodos “cortos” de gobierno”:
tres o 6 años, sino que obedezcan a periodos más largos: 10 a 15 años, por
decir un numero. Esta suscripción, podría ser voluntaria o no, esto habría que
valorarse.
Es pues entonces una gran tarea, este punto o tema, pero sin esta
tampoco, podrá hacerse gran cosa, se tiene que dar la participación ciudadana,
ya México no puede dejar en solo las manos de los políticos tradicionales, su
destino, la participación activa ciudadana, su revisión continua, su valoración
y hasta su crítica, debe ser una constante, ya que el ser humano con cierta facilidad
y sin vigilancia y supervisión, se “corrompe”, se pierde (en todos los
niveles).
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