En la arritmia del
verbo, la mentira y la lisonja,…
enclavada en hondonadas
de infortunio,..
cabalgaba la inerrada
muerte, que en vida ella susurraba,..
Yermas todas sus
manos, hirsutas su palabra y sus barbas,..
dialogaba,…,
versaba,…, deambulaba,…
Con el buen
pastor, o con el mendigo trovador,..
Acaso algo
alcanzaba a comprender ya su acequia,..
su sed, su
interrogante ya planteada,..
Caminante
vagabundo,.., sin gloria, sin destino,.., sin glosa,..
erraba,…, erraba,…
Ay hermoso
balastro, cetro, visión,.., estrella,…
que todo ello te clama,…,
¡vibra y brilla!,…
Y conmueve, crea
un tremor entre tus ojos,…
en el centro de tu
espíritu, tu estrella,…
en el centro de ti,…
Te conmueve,…, a
una lágrima verter,…
un osado silencio,
una conjugación de todos los recuerdos,…
y los temores
incipientes,…
permanentes tras
de ti,.., tras de tu aurora,…
Divina la gracia,…
la estatura tan pequeña
humana de tu polvo,..
cósmico,…
Un rellano de tu
hermoso cosmos,…
ironía de tu vida,…
Alma suave
diletante tan umbría,…
que puede
alegrarse en un momento,..
en una súplica,…
brilla, brilla,…
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