jueves, 18 de junio de 2015

Vivir en México,..

Los escenarios que se presentan son amplios y diversos, depende de muchos factores o elementos, la edad, el origen, mi entorno familiar, mi proceso de vida, la familia que tuve, la educación recibida, los valores transferidos, etc, hasta aquí no hay nada nuevo o interesante, pero es notorio y evidente, que esta sencilla “percepción” no se comprende de manera mínima, es como una real “ceguera”, lo grave es, que es endémica, o sea que abarca a demasiada población y más grave es que a nuestros gobernantes, eso no es algo que les interese mucho, ellos desarrollan un plan o esquema de gobernar muy estándar, no varía mucho y mucho de su “background” o soporte, es ancestral y que bien lo refería Maquiavelo y otros más, con la nítida y resumida máxima: “el fin, justifica los medios”.

El hombre y su circunstancia, decía Gasset y cantidad de pensadores, lo marcaban, que el individuo está sujeto a la fuerza de la comunidad, no puede ir a “contrario sensu”, pareciera imposible, desarraigarse de este destino manifiesto, se comentaba en algún prologo, como Marx escribía el Capital, mientras su familia se moría en una deplorable pobreza, enfermedad y muerte y en muchos hogares mexicanos, en verdad que no escribimos páginas gloriosas, sino más bien, dignas de aparecer en los más negros pasquines amarillentos de cerca de nuestra comunidad, anunciados por los periodiqueros locales, que pasan por nuestras colonias o comunidades, gritando: “vean y conozcan la historia de,….”

Yo sin pretender ser un “escritor” (más bien sería un “pseudo-escritor”), aquí me encuentro vertiendo estas líneas, en México podría estar en muchos lugares, dependiendo como lo decía de muchos factores, atenuantes o promotores: en una cantina tomando, trabajando (en un trabajo “x”), repartiendo droga, robando o buscando embaucar a alguien, echando la “hueva”, viendo la tele, estar en la red (Facebook, series, youtube, etc) “jodiendo a alguien” (mi gente), buscando enamorar a alguna dama, etc., y sin embargo, me resuelvo escribir estas líneas, ¿cuál es mi circunstancia?, la verdad es que soy desempleado, queriendo sacar adelante un micronegocio que no ha resultado, con problemas de fondo patrimoniales (no tengo, decía mi familia, ni un quinto en la bolsa, o donde caerme muerto), sin saber a ciencia cierta el futuro que me depara, queriendo echarle la culpa a mi circunstancia y claramente, con sencilla lógica, debo entender y reconocer que esto no es factible, he sido yo el principal responsable de la misma; ni mi familia, ni el gobierno, ni el destino, sino yo he sido el principal promotor de toda la situación que he vivido o padecido.

Entonces, ¿para qué escribir?, es un ¿mea culpa?, ¿tiene algún sentido hacerlo?; buenas preguntas, yo mismo me digo (me hecho “porras”) y en verdad que no se bien a bien dar una respuesta categórica, no obstante a manera de ello, quiero dar una constancia, un testimonio de vida, y que eventualmente no se “deformen” ni mis hechos, ni mis palabras, para que las generaciones que me sucedan, mis sucesores de vida, sepan y conozcan, de primera mano, muchos de mis actos y percepciones, ¿verdad?, ¿mentira?, ¿quién la posee o la detenta?, cada persona la puede ponderar o delimitar (a la verdad), en razón de muchos elementos: su visión, sus constructos mentales, sus anhelos, sus “valores”, sus prejuicios, alguien decía recién: “el que tenga oídos,.., oiga”.

Fuera de ello, si creo que México y los mexicanos, una inmensa mayoría, en la actualidad y futura, padecemos de una terrible injusticia, una enorme desigualdad, un abuso constante, ¿de quienes?, de cantidad de personajes, demasiados yo diría (no alcanza ya el presupuesto, por ello la alegría de encontrar nuevos yacimientos petroleros), me da la percepción de un ser desvalido, despreciado, discriminado de todos sus derechos individuales, proscrito ciertamente; sin derecho a una vida digna, a un trato justo, a un empleo bien remunerado, a una perspectiva de futuro, a la justa apreciación de sus capacidades, talentos, necesidades, etc.

México, es un gran país, no sólo por su territorio, no sólo por la cantidad de sus habitantes, por la enorme cantidad de recursos naturales (que más bien ha sido, el “motor” para su conquista, sometimiento y robo) sino por el enorme “aporte” cultural de todas sus comunidades, la riqueza de estas, los valores que tiene esta gente, su apego a la familia, sus tradiciones, su alegría, su arte, su fe, su capacidad de trabajo, sus hábitos; es pues incontable e inconmensurable, ni siquiera hemos valorizado bien a bien dicho tesoro cultural (acaso sólo para sacar “raja política y recursos) y luego de ello, no hemos querido crecer y partir de allí, México, estado y nación “fallida” que no acaba de nacer y si no nace, si no está, es que sus hijos (de la patria) se van, emigran, porque no hay raíces que aguardar, cuidar y proteger, buscan sólo su sobrevivencia (no morir) y lo logran, en verdad que sí, pero lejos de su patria, esos eminentes sobrevivientes, se encuentran allende las frontera y como un icono y símbolo, “atraen” a sus compatriotas, parece les dijeran: “ven para acá, ¿qué haces allá?,.., allá, no hay nada, pura corrupción.

Bueno, hasta aquí la dejamos, estas primeras líneas, saludos a mis compatriotas de todos los lugares.


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