tendría que cuidar también a mis pasos,…, mi mirada
y mi andar,…, mi musitar,…, mis pensamientos profundos,…
los inicuos,…, los perversos,…, los sublimes,…
Para que ellos no puedan lastimarte, encadenarte,…, sujetarte
de ningún modo, agredirte, no forzarte a nada,.., obligarte,…
Tendría que ser casi como un fantasma que solo te observa
desde la penumbra, del silencio,…, de la nada,…
Solo prevalecer cerca de tu espacio tan solo,…
y alegrarme, gozar de tus cosas,…
Tu sonrisa de niña,…, tu locura manifiesta,…, la dureza de tus puños,…
y el crispar de tus ideas,…, todo ello comprender,…, solo eso torcaza,…
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