Lo siento,.., pero no sé porque viene esto a cuento,.., pero desde hace
tiempo quería yo decirlo,..
Más bien ha sido quizás que yo me he visto forzado a ello,.., desde que
recuerdo,.., mi madre no es oriunda del DF, yo sí,.., ella era de Morelos,.., y
traía toda la escuela quizás adquirida de parte de mis abuelos,…, le encantaban
los “animalitos” de todo tipo y era tan “normal” que así fuera, además de las
plantas, aunque fuera en macetas,..
Recuerdo entonces que cuando ella pudo,.., siempre tenía sus “animalitos”,
no era raro que en casa tuviéramos casi una granja,.., aunque en precarias
condiciones dado el espacio que teníamos tan “x”, porque desde que recuerdo mi
padre se la pasaba queriendo cambiar el “estatus” de vida y se la pasaba “construyendo”
cuartos por aquí,.., por acá, sin planos ni nada,.., solo ocurrencias de él o
de “alguien”,., su compadre o sugerencias que alguien le hacía,.., y por tanto
no fue extraño que en una de tantas veces, se cayeran unas tablas que estaban
en el baño improvisado que usábamos para nuestras necesidades y baño,.., llevándose
entre ellas a una gallina negra, recuerdo,.., que mi hermano quería muchísimo,..,
la Robotina, así le puso mi hermano,.., que al ser aplastada por las tablas,..,
ella quedo afectada,..
Y mi madre,.., considero más conveniente hacerla la próxima comida de
nuestra magro y raquítico menú,.., y nos decía de algún modo que para eso era
que ella alimentaba y tenía tanto animal,.., guajolotes,.., hembras,..,
machos,.., gallos y gallinas,.., y que a nosotros,.., nos tocaba atenderlos,..
Todos ellos recuerdo que se metían a la cocina,.., les encantaba,..,
subirse a la mesa de madera y literalmente “cagarse” arriba de ella,.., muchas
veces,.., nuestra madre nos obligaba a ir a deshoras de la noche,.., a “correr”
o “espantar” a los animales,.., para que se salieran de la cocina,.., que se
fueran adonde debían estar para que no cagaran en demasía la cocina,.., era
entonces para mí un quehacer,.., la atención a estos animales,..
Muchos años después ya con mis hijas,.., le toco a mi hija,.., tener
ese espíritu,., de sobreprotección animal,.., cuando niña y adolescente,.., y
no era extraño verla que llegaba,.., con un gato,.., un perro,.., que había sido
abandonado en algún baldío,.., ¿el resultado? fue que en un momento dado, nos
vimos rodeados de estos animales,.., un bonche de gatos,.., con todas sus
consecuencias adicionales,.., el mal olor derivado de sus excreciones,.., al no
tener capacidad económica para su castración,.., llenarse poco a poco la casa
de gaterio,.., recuerdo creo que llegamos a tener hasta 10 a 15 animales en un
momento dado,.., pero que se vieron disminuyendo poco a poco, porque al vivir
en una casa cercana al paso de una microbús de pasajeros,.., los animalitos se salían
y no era raro de repente ver que alguno era atropellado por los vehículos y a mí
me tocaba el tener que recogerlos y llevarlos a enterrar al baldío contiguo de
la casa,.., porque aunque mija era la animalera,.., a mí y a mi esposa nos
tocaba el atenderlos,.., ya que mija,…, nomás no se hacía responsable,..
Por ello, desde que me acuerdo,.., he tenido trato con los animalitos,..,
una tía mía,.., hermana de mi madre,.., nos decía, cuando llegábamos a su casa:
“denle besito a tal” (el nombre del animalito), perros chiquitos, “falderos”
que ella tenía,.., pequineses,.., chihuahuas,.., también creo,.., que ella nos decía,..,
“son sus hermanos”,.. y realmente ella sentía que eran parte de la familia,..,
cosa que yo nada decía,.., pero que pensaba, para nada,.., ¿cómo va a ser
posible?,.., no obstante yo me reservaba de decirle,.., porque si sabía lo que
pensaba, estaba seguro que se enojaría,..
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