Hoy ya vamos arribando a un mundo “denso y muy complejo” en el mayor
sentido literal, toda la información que se va generando en el mundo, es
sumamente extensa y que con la globalización intrusiva, que permite el
“enviciamiento” de la misma, y en donde
las “ideas”, las actitudes, los criterios y valores predominantes, van sometiendo
o eclipsan las palabras o conceptos que pudieran ser endebles, dudosos, o dubitativos
(en proceso de aterrizarlos o concretarlos), y en verdad que observando el
simple hecho de la definición unipersonal, donde esta se gesta de cierta manera
muy suigeneris, coludiendo una serie de factores o variables contingentes, que
no necesariamente pudieran ser comunes sino por el contrario, particulares y
que de alguna manera predeterminan el discurso, la acción o la inacción, que
muchas veces el mismo individuo puede no comprender las motivaciones inherentes
o asociadas, que bien pudieran estar en el área del inconsciente.
Considerando entonces, esta primera premisa, el de la “pulsión” de
alguna manera incontrolada por el individuo o sujeto, y que en verdad muchas veces,
fuera de la retorica que puede definirle, tanto en lo personal como en el de la persona que lo observa, obviamente que esta
pulsión, obedece a una conjunción no arbitaria y que ya con Freud realmente nos
aproximamos un tanto, al gran misterio de la psique humana, sus motivaciones,
sus sueños, sus anhelos y sus miedos, y que negar tal acción o minimizarla, podría
decaer en un simplismo que nos categoriza, como monos netamente orgánicos,
instintivos, con casi nada de consciencia en el más básico sentido. Esta disertación
no pretende polemizar sobre las diferentes teorías psicológicas o psiquiátricas,
vigentes o postuladas, en absoluto, ello solo lo tomamos de manera muy sucinta
(breve), para poder explicar un tanto nuestra disertación, el tema de la incomprensión
humana, que bien ahora podríamos escindirla, en dos partes, la unipersonal y la
de la persona que me observa, ella misma, según toda su infraestructura
emocional-psiquica-intelectual, derivara en una cierta percepción, que la misma
estará sesgada o inclinada según una serie de conjuntos, las etiquetas,
estereotipos, o arquetipos, mismos que ha venido a generar a manera de
traductores para “comprender, definir e identificar” a su congénere, es por
medio de ellos que reduce o abate el estrés que pudiera derivarse de la incógnita
del otro ser, se ha escrito mucho de ello, en diferentes roles, tu hijo, tu
esposa,.., ese desconocid@.
Luego entonces, ¿qué planteamos aquí?, es más que nada un señalamiento
y una invitación a evitar lo mas posible la categorización o prejuicio que
hacemos con relativa facilidad, cuando correlacionamos con otro ser humano, que
dado el proceso intrincado que en realidad se presenta antes de la pulsión y
luego la respuesta consecuente, que también
es no predefinida de la persona que lo observa, hacer una pausa o más, para
comprender que aunque quisiéramos predecir y querer un cierto comportamiento,
muchas veces este no corresponderá con nuestras expectativas, teniendo
entonces, en forma breve, un reforzamiento de cliches muy negativos, ejemplo,
todos los hombres (o las mujeres, los jóvenes, etc) son,…
Bueno, con esto termino estas líneas, saludos
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