viernes, 4 de marzo de 2016

¿Escribir poesía?,.. (2ª parte)

Escuchando un breve discurso de Berta Cáceres cuando recibía un premio en un evento, escribo esta sección, la pasión de escribir es básica y sustancial, ¿qué nos conmueve, que nos impulsa a escribir?, ¿por qué escribir? Las necesidades y resortes que pudieran impulsarnos pueden ser muy variadas, y hay quien dice que el “arte” debe ser una manifestación casi mágica y unipersonal muy genuina, y que debe de obedecer primordialmente a esta necesidad del individuo a su propia expresión hacia la comunidad, es su “marca, su sello”, su voz, es la forma en que habrá de decirle o expresarle al mundo, sí, yo existí, yo fui, yo soy, yo pienso así. Y por otro lado, habrá quien diga que lo primordial en el arte es la transformación del mundo, y otra vez, de nueva cuenta, coincido con las dos partes, sin lugar a dudas creo que cada individuo que escribe debe dejar su “marca o su sello unipersonal”, y hay quien dice, que tal genuinidad es una ñoña aspiración ya que somos clones que nos reproducimos en una sociedad estructurada, hay quien dice que este concepto de la individualidad solo es un mero producto más del motor económico, que nos conlleva a ilusionarnos con dicha individualidad y anhelo de la misma, bien podría ser así, solo ser un mero impulsor que nos haga más llevadera nuestra vida, un poco menos gris, pero que la realidad que realmente importa, es aquella que nos lleva a comprar, producir y consumir, y es la que es “valiosa”, la que crea una economía, un estado o una nación, no obstante este aplastante discurso, disecciono al ser humano muy a mi manera, en dos grandes partes, la una es la común, cotidiana y visible, la corpórea u orgánica, la sensible real, porque esta es la que nos permite esa relación con el mundo, la materia, el nos, el uno que observa al mundo, al universo, y que prácticamente el primordial órgano perceptivo, es la mente, la psique y como ya decía en el escrito anterior, esta dialoga internamente, discute, filosofa, en palabras, conceptos, y claro que “ve” y recuerda imágenes, pasajes, sueños, anhelos, olores, sensaciones, miedos, pero el hilo conductor es la palabra, lo conceptual que va hilvanando a su yo, que le da un sentido y existencia, que le traduce, sintetiza, es la palabra, el discurso y este mismo pudiera verse influenciado de muchas variables, la edad, el género, el culto (la cultura), los arque y estereotipos, la moral social, el entorno, la historia familiar o de una región o nación, el encono, los anhelos o los miedos. Todos ellos pueden coexistir y crecer o disminuir o hasta agotarse unos con los otros, bien se dice que el peor enemigo de nosotros, somos nosotros mismos, y podemos ver en un momento dado, el grado enorme de sometimiento de una nación entera, el caso México es significativo, es casi allí donde se puede ver la frontera entre el individualismo y la sociedad, en la que vive este ser, parecen diluirse, el individuo, que no puede ser ajeno “per se” de su sociedad o entorno, al expresarse, pudiera transformar su mínimo espacio o frontera, y que a su vez esto genera un cierto movimiento como una onda en el agua, y otra vez hay quien dice y reitera, que el cambio, el señalamiento, es urgente, que es vital que ya se dé, que ya no debe permitirse ya mas esta injusticia o aquella, y si coincido en ello (es urgente), sin embargo muchas veces, expoliados por esta retorica fuertísima de los hechos y las injusticias terribles, se han gestado y elevado a los grandes locos, megalómanos terribles que se sienten “imbuidos o iluminados” por una causa suprema que debe aniquilar a toda aquella que no le corresponda, y otra vez, el imperio de la locura sobre la razón, es como un “reset” de la sociedad y todas sus estructuras y seres; y recomienza otra vez, el ciclo.
Yo creo, con cierto tiento, que la sociedad moderna, no debe de derruir toda una sociedad añeja y estereotipada (según quien lo vea), para que otra prevalezca o trascienda (lo han pretendido hacer todos los conquistadores de todas las etnias y colores), me niego deveras a creer o considerar esto como el camino más cierto y plenamente justo, yo creo, sin lugar a dudas, que hoy por hoy, ya tenemos esta sociedad y mundo, tal como esta, y debemos aceptarlo y medirlo tal cual como es, que esto ya no puede cambiarse o borrarse, ni a las personas, ni los constructos (hay quien piensa que si, que el “nos”, mío y de mis pares, debe acabar con lo disímbolo, lo que no nos corresponde), la crítica o la disidencia. El mundo actual, pésele a quien le pese, esta globalizado y hay que asimilarlo de este manera y no huir despavoridos del concepto; el mundo, la economía, las religiones y la política, todo está “globalizado” y esto deveras ya lo saben los grandes poderes mundiales que nos gobiernan, hay que admitirlo y partir desde esta base, en resumen, el arte obedece a una manifestación que debe pretender ser unipersonal y genuina y que esto mismo, eventualmente, incidirá de alguna manera (sin consignas, sin banderas o inclinaciones) en una sociedad más amplia y más versátil, inclusiva y tolerante.

Bueno hasta aquí dejo esta sección, saludos,..


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