Pareciera ser una pregunta muy simple, sin embargo en el ser humano,
pareciera que esta pregunta puede complicarse el dar una respuesta, y hay quien
la resuelve de manera relativamente simple, por medio de elementos que pudieran
ser accesibles relativamente, cualesquiera de los libros valiosos connotados,
La Biblia y similares, se suscribe en ellos la fe en su hacedor, y además va
reforzando esta creencia por medio del culto y de la congregación, ¿qué tan
valido esto es o puede ser?, yo diría que indistintamente de mi percepción o valoración,
la sociedad humana como la conocemos se ha gestado de esta manera, casi que sería
imposible concebir a la sociedad moderna, como la conocemos, sino fuera por
este pilar de la fe o la religiosidad y su creencia, la figura o constructo
religioso nos ha determinado como sociedad, sin embargo, desde que el hombre es
hombre, aparejado a esta creencia vital y sustancial, viene además la convicción,
que dicha creencia, su creencia, debe ser la que debe prevalecer por encima de
las otras, que llega a considerar inclusive como paganas, nosotros tenemos un
claro ejemplo en la conquista, en que el catolicismo fue impuesto con la espada
sobre las creencias de los nativos mexicanos, queriéndose en un momento derruir
todo cimiento y vestigio de ello, no obstante, al cabo de los años, hemos
podido ver que se dio un sincretismo, y muchas de las prácticas religiosas, católicas,
en México, conllevan esa conjugación que es notablemente muy evidente en la
imagen de la virgen del Tepeyac y similares que han surgido en diferentes
regiones, además de allí, luego también, se van gestando los santos muy propios
o cercanos que interceden por nuestra causa hacia nuestro creador, esto que
menciono son los hechos simples nada mas, sin embargo, ¿podríamos ver detrás de
estas prácticas una especie de macro estrategia para “amancebar” las huestes indígenas
combativas?, difícil saberlo (con los pocos elementos que uno alcanza a ver a
simple vista), no obstante, los hechos parecen confluir en ello. México ha
sufrido demasiado por este tenor, la religiosidad, sus efectos y
enfrentamientos, tan solo habría que recordar la guerra cristera, y todas las
muertes por su causa, vemos pues una religiosidad necesaria e indispensable
para el ser humano, para su ser, manejada como un producto de poder y de dominio,
disputándosela diferentes corrientes en México, grupos terribles diversos, que
han venido a establecer su dominio y preponderancia en su guía (en la
religiosidad católica es evidente), ¿cómo entonces buscar a Dios, en estas
circunstancias tan diversas?, ¿en qué religión, en que grey puedo reafirmarme?,
¿en qué libro o conocimiento valido?, parecieran las preguntas obvias y
evidentes que podría hacerse un agnóstico o persona con cierto grado de discurso,
no así una persona más sencilla y dócil. ¿Regular la religión, la fe?, para
proteger al ciudadano de los abusos que pudiera ser susceptible por aquellos
lideres o guías, al fin humanos.
La separación de la religiosidad y del gobierno en México ha sido una
mera simulación, supuestamente con Juárez esta separación de la religión y
estado se estaba dando, porque ya era evidente el enorme poder que esta tenía
en todos los asuntos públicos, la Iglesia, como un todo, tenía un gran poder e
influencia (menos que ahora, pero sigue), tan solo en bienes y posesiones, y
dichos intereses chocaban con los de los gobernantes, y fue por ello esta
disputa, Juárez enfrentado con este gran poder político y económico (aunque el mismo
Juárez, es bien sabido que era masón).
Hoy vemos en México una especie de pacto no suscrito entre caballeros, “tú
no te metes conmigo y yo no me meto contigo” y esta doctrina política solo se
ve ensombrecida algunas veces y el gestor o interlocutor del gobierno mexicano,
es nuestro secretario de Gobernación que debe de interpretar esos límites de separación
estado-iglesia, muy a su criterio, pero obedeciendo lo que le mandata nuestro
Presidente en turno. Desde hace muchos años, el gobierno de México se había separado
un tanto de la Iglesia Católica, y quizás no digamos por sanas y justas razones
muy posiblemente, pero ahora en estos tiempos, dicha separación ya parece no
existir y abiertamente se presenta esta relación muy estrecha, ello mismo
chocando con lo que debe de ser un gobierno sin una afiliación religiosa que
pudiera no “atender” con equidad, las demandas de las otras religiones que
existen en lo ancho y largo de nuestra república mexicana y que en algunas
regiones, tal enfrentamiento es verdaderamente agresivo y muy hostil, con
posibilidades de enfrentamientos sangrientos por tratar de imponer su creencia
hacia sus congéneres.
La necesidad de una creencia en un Poder Superior a uno mismo, parece
ser que es evidentemente un tema importante, los creyentes afirmaran que esta
creencia es básica y sustancial y los agnósticos y ateos dirán que no es
necesaria esta creencia egocéntrica humana, sin embargo estas posturas tan
opuestas, determinan nuestra convivencia en sociedad, el gobierno tiene que
mediar en esta confluencia de posturas y creencias y como ciudadanos, no podríamos
sustraernos de esta confluencia de posturas, tenemos que cambiar ese eslogan
que se dice en México: “yo de política y religión no me meto, porque vamos a
salir peleando”, esta postura cómoda y que crea un tema tabú, tendrá que ser
revisada y quizás modificada y ya tenemos que arribar a esta discusión de
manera abierta y clara, sin apasionamientos terribles, sino con razones e
inteligencia, ¿podremos hacerlo?.
Saludos y me despido por hoy,..
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