lunes, 7 de marzo de 2016

¿Buscar a Dios?,…

Pareciera ser una pregunta muy simple, sin embargo en el ser humano, pareciera que esta pregunta puede complicarse el dar una respuesta, y hay quien la resuelve de manera relativamente simple, por medio de elementos que pudieran ser accesibles relativamente, cualesquiera de los libros valiosos connotados, La Biblia y similares, se suscribe en ellos la fe en su hacedor, y además va reforzando esta creencia por medio del culto y de la congregación, ¿qué tan valido esto es o puede ser?, yo diría que indistintamente de mi percepción o valoración, la sociedad humana como la conocemos se ha gestado de esta manera, casi que sería imposible concebir a la sociedad moderna, como la conocemos, sino fuera por este pilar de la fe o la religiosidad y su creencia, la figura o constructo religioso nos ha determinado como sociedad, sin embargo, desde que el hombre es hombre, aparejado a esta creencia vital y sustancial, viene además la convicción, que dicha creencia, su creencia, debe ser la que debe prevalecer por encima de las otras, que llega a considerar inclusive como paganas, nosotros tenemos un claro ejemplo en la conquista, en que el catolicismo fue impuesto con la espada sobre las creencias de los nativos mexicanos, queriéndose en un momento derruir todo cimiento y vestigio de ello, no obstante, al cabo de los años, hemos podido ver que se dio un sincretismo, y muchas de las prácticas religiosas, católicas, en México, conllevan esa conjugación que es notablemente muy evidente en la imagen de la virgen del Tepeyac y similares que han surgido en diferentes regiones, además de allí, luego también, se van gestando los santos muy propios o cercanos que interceden por nuestra causa hacia nuestro creador, esto que menciono son los hechos simples nada mas, sin embargo, ¿podríamos ver detrás de estas prácticas una especie de macro estrategia para “amancebar” las huestes indígenas combativas?, difícil saberlo (con los pocos elementos que uno alcanza a ver a simple vista), no obstante, los hechos parecen confluir en ello. México ha sufrido demasiado por este tenor, la religiosidad, sus efectos y enfrentamientos, tan solo habría que recordar la guerra cristera, y todas las muertes por su causa, vemos pues una religiosidad necesaria e indispensable para el ser humano, para su ser, manejada como un producto de poder y de dominio, disputándosela diferentes corrientes en México, grupos terribles diversos, que han venido a establecer su dominio y preponderancia en su guía (en la religiosidad católica es evidente), ¿cómo entonces buscar a Dios, en estas circunstancias tan diversas?, ¿en qué religión, en que grey puedo reafirmarme?, ¿en qué libro o conocimiento valido?, parecieran las preguntas obvias y evidentes que podría hacerse un agnóstico o persona con cierto grado de discurso, no así una persona más sencilla y dócil. ¿Regular la religión, la fe?, para proteger al ciudadano de los abusos que pudiera ser susceptible por aquellos lideres o guías, al fin humanos.

La separación de la religiosidad y del gobierno en México ha sido una mera simulación, supuestamente con Juárez esta separación de la religión y estado se estaba dando, porque ya era evidente el enorme poder que esta tenía en todos los asuntos públicos, la Iglesia, como un todo, tenía un gran poder e influencia (menos que ahora, pero sigue), tan solo en bienes y posesiones, y dichos intereses chocaban con los de los gobernantes, y fue por ello esta disputa, Juárez enfrentado con este gran poder político y económico (aunque el mismo Juárez, es bien sabido que era masón).

Hoy vemos en México una especie de pacto no suscrito entre caballeros, “tú no te metes conmigo y yo no me meto contigo” y esta doctrina política solo se ve ensombrecida algunas veces y el gestor o interlocutor del gobierno mexicano, es nuestro secretario de Gobernación que debe de interpretar esos límites de separación estado-iglesia, muy a su criterio, pero obedeciendo lo que le mandata nuestro Presidente en turno. Desde hace muchos años, el gobierno de México se había separado un tanto de la Iglesia Católica, y quizás no digamos por sanas y justas razones muy posiblemente, pero ahora en estos tiempos, dicha separación ya parece no existir y abiertamente se presenta esta relación muy estrecha, ello mismo chocando con lo que debe de ser un gobierno sin una afiliación religiosa que pudiera no “atender” con equidad, las demandas de las otras religiones que existen en lo ancho y largo de nuestra república mexicana y que en algunas regiones, tal enfrentamiento es verdaderamente agresivo y muy hostil, con posibilidades de enfrentamientos sangrientos por tratar de imponer su creencia hacia sus congéneres.

La necesidad de una creencia en un Poder Superior a uno mismo, parece ser que es evidentemente un tema importante, los creyentes afirmaran que esta creencia es básica y sustancial y los agnósticos y ateos dirán que no es necesaria esta creencia egocéntrica humana, sin embargo estas posturas tan opuestas, determinan nuestra convivencia en sociedad, el gobierno tiene que mediar en esta confluencia de posturas y creencias y como ciudadanos, no podríamos sustraernos de esta confluencia de posturas, tenemos que cambiar ese eslogan que se dice en México: “yo de política y religión no me meto, porque vamos a salir peleando”, esta postura cómoda y que crea un tema tabú, tendrá que ser revisada y quizás modificada y ya tenemos que arribar a esta discusión de manera abierta y clara, sin apasionamientos terribles, sino con razones e inteligencia, ¿podremos hacerlo?.

Saludos y me despido por hoy,..


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