Me niego a reducir
a una magnolia,…
y a un sueño, a un
vocablo, silenciarlo,…
conducirlo,
doblegarlo,.., encausarlo,..
Prestarle mis
palabras a los yertos,..
a los lánguidos, a
los voraces,..
a los voces
atorrantes de mil sueños,.., y promesas,..
y destinos
manifiestos, la bellas quimeras,..
Los ensueños de
los locos, alucinados,..
que como yo,
versamos, o no,..
loqueamos,…
Me negare a las
almudenas, a las pieles de alabastro,..
a los cirios, a
las estelas, a toda palabra contundente,..
aquella que
corrompe y que fragmenta,…
Me negaré a
eclipsar los girasoles,..
que ellos buscan,
solo ellos, a sus sueños,..
a quedarme quieto
en una orilla, solo velando,..
presenciando,…, escuchándoles,…
Permitirme estar,
escuchar a sus silencios,…
ver su arrobación
y su sonrisa, florecer entre sus labios,..
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