sábado, 4 de julio de 2015

Los años 60's,..

Y fuimos arrancados desde los sueños, esa madrugada-noche y colocados encima de tantos triques, como una cosa más que correspondía a todos estos enseres, arriba del carromato, jalado por un animal, no se si burro o burra, yo no me di yo cuenta y llegamos a este nuevo lugar, este paraje, en este espacio, en esta casa, semiconstruida, nuestra nueva casa, y es que mi padre ya no cabía, tenía tantos problemas con su gente, sus hermanos, se había peleado terriblemente con uno de ellos, al grado de haberle sacado sangre con un tubo, fue impactante; y por fin llegamos, a este nuevo lugar en un futuro incierto, esta nueva casa que se erigía en medio de tantas casas, muy iguales, con techos de lámina de cartón y que cuando venían, los aires y terregales de otoño, ululaba el viento que se introducía por las rendijas, como queriendo arrancarle, llevarle; se cimbreaba el techo y nosotros pequeños, temblábamos de tanto miedo. Fue en ese lugar que acontecieron tantas cosas, tantas historias y pasajes, se hacían enormes charcos enfrente de la casa y se escuchaba, el croar de las ranas cuando anochecía, y los sonidos que acompasaban ese croar, las cigarras, parecía que ese sonido se introducía por en medio de nuestros sueños, como nosotros era que cogíamos los ajolotes y los llevábamos al tambo de agua, cuando llovía, era menester el hacerlo, esa “pesca” de ajolotes, fue allí también que mi padre nos llevó esos dos perros, el “duque” y el “sultán”, tantos años que nos duraron. Además en ese lugar, jugábamos tanto, tanto, el fut-bol por las tardes allí en el baldío, eramos enormemente felices. Fue allí donde nos alcanzó la modernidad, la “tele” en blanco y negro, los domingos, con nuestro “domingo”, íbamos a una casa vecina a ver los programas y series que pasaban en ese día: El teatro fantástico de “cachirulo”, el abogado Ben Casey, el caballo que habla, los intocables, el comandante Vic Morrow en la 2a guerra, tantos pasajes,...


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