Hoy quisiera
comentar desde un muy particular punto de vista y experiencia, algo de este
tema que traigo a colación, ¿por qué?; porque esto mismo me ha rondado la
cabeza desde hace mucho tiempo y quizás algo les pueda ayudar y si no, podrá
ser punto de partida para sus mejores conocimientos o pesquisas. Este “conocimiento”
en verdad ha tenido su “repunte” en la experiencia vivida en el espacio de la
red de Facebook, un perdón (por el comercial que no me pagan), y una sincera
disculpa para los profesionales de la medicina por considerar esta referencia
un tanto baladí o muy empírica, más sin embargo, es real que a mí en lo
particular me ha sido muy útil para trascender varios temas importantes, y que por
diferentes razones y motivos, que aprecio y me reservo, para evitar ser blanco
de minusvalía para aquellos que consideran valores muy diferentes a los míos (también
muy validos, al menos para mí y los respeto), solo les diré que muchas veces he
sido distraído de acciones o inacciones que pudieran haberme traído “fallas” muy
sensibles en mi quehacer cotidiano y qué cantidad de veces, esta compartición,
en dos sentidos, me ha distraído de acciones negativas en que era frecuente que
yo cayera, por mi cierta prospección a la neurosis, solo eso diré como punto de
partida.
Desde hace mucho tiempo
como decía, he pensado en ello, en el concepto de autoterapia y al momento me
acuerdo de un dicho que escuchaba en los grupos de “autoayuda”, “un ciego no puede
guiar a otro ciego”, ¿cómo pues, un ser humano extraviado, puede remontar el
mismo, a sus estados de pena y postración?, buena pregunta y recuerdo hace
mucho en un estado de enorme crisis emocional, cayó en mis manos un artículo de
Guillermo F. Batarse, sobre las heridas emocionales que decía:
LAS HERIDAS EMOCIONALES
(Guillermo F. Batarse)
Mucha gente asegura que el tiempo sana la mayoría de
las heridas emocionales. Sin embargo, no es el transcurrir pasivo del tiempo,
el factor determinante en la cicatrización de muchas de estas heridas. Se trata
más bien de un proceso natural de nuestra maquinaria emocional, que tiene un
poder automático de recuperación mayor de lo que generalmente pensamos. Por
supuesto, en determinadas circunstancias, hay mucho que podemos hacer para
sanar las heridas emocionales, cuando nos ayudamos del poder automático de
recuperación.
El individúo tiene naturalmente un
amplio poder para curar sus heridas emocionales. Eso no quiere decir que haya
magia dentro de nosotros mismos. Las heridas emocionales son como las físicas:
debemos de atenderlas. Si usamos las estrategias adecuadas y empleamos los
recursos pertinentes, tenemos posibilidad de encontrar la curación. Nadie de
fuera puede curar nuestras heridas emocionales, ni podemos encontrar soluciones
instantáneas para anestesiar el dolor en los libros y los métodos.
La curación de las heridas
emocionales depende de nuestra disposición para cambiar de actitudes y
revalorar conceptos, es entonces que nuestro poder automático de recuperación
se puede volver a funcionar. Las heridas emocionales van cicatrizando cuando
damos otras interpretaciones a la realidad, cuando tenemos paciencia para
experimentar el dolor, y cuando encontramos la suficiente fuerza para crear
poder a través de la misma adversidad.
Poner el mundo en una perspectiva
diferente, es vital para recuperarnos emocionalmente. Para lograrlo, quizás sea
conveniente hacernos nuevas preguntas y dejar atrás las que ya fueron
contestadas o no tienen contestación. Las nuevas interrogantes que nos hacemos
cuando sufrimos, constituyen un ataque frontal a las heridas; es el principio
de la recuperación. La capacidad interior que ya tenemos para cicatrizar las
heridas, se potencializa con la transvaluación de conceptos.
Curar las heridas emocionales
requiere un considerable esfuerzo. Hemos de intentar lo imposible; hemos de
pensar lo impensable. Hemos de tratar de hacer nuevas cosas, de encontrar
nuevas fuentes de gozo. Es necesario que exploremos nuevas ideas y que busquemos
otros méritos. Sólo a través de ello, podemos depurar una técnica para
enfrentar el dolor cuando sobreviene. El requisito para curar las heridas
emocionales, es que comprendamos los sentimientos que las acompañan y producen.
¿Cómo es una persona feliz? ¿Acaso
es simplemente alguien inmerso en un conjunto de circunstancias? No, la persona
feliz es más bien un conjunto de actitudes, las cuales se transforman con la
experiencia. Y para curar las heridas emocionales es crucial un cambio de
actitud. Nunca podemos volver al pasado, al tiempo antes de que ocurrieran las
heridas. La actitud activa, mediante la cual se inicia y no solamente se
reacciona, es la verdadera virtud. Tal actitud no alberga la ilusión de la
invulnerabilidad, pero tampoco contiene el temor a experimentar o a
equivocarse.
En general, encontramos que somos
más duros ante las heridas emocionales de lo que habitualmente pensamos. La
vida significa vulnerabilidad y una señal de inmadurez es tratar de evitarla.
No podemos buscar una vacuna contra
las heridas emocionales, pero si aceptamos que no somos invulnerables, nos
ponemos en el camino de la recuperación. Cuando experimentamos el dolor, hay
que tener paciencia. La dureza no se mide en términos de nuestra negación del
sufrimiento, sino por la disposición que mostremos para aceptarlo como una
parte integral de la existencia.
Para comenzar a recuperarnos
emocionalmente, tenemos que empezar por revisar nuestras limitaciones. Hay
muchas que son inherentes a toda la familia humana y otras que nos son
peculiares. Luego, hay que aceptar la idea, aunque por el momento sólo sea
teórica, que podemos hacer algo para cicatrizar las heridas emocionales. Lo
mejor de este mundo es que la mayoría de las situaciones y circunstancias que
causan el dolor moral, dependen de nosotros mismos. Las verdaderas causas de la
infelicidad dependen de factores emocionales que podemos aniquilar con nuestro
poder. Una expresión de este poder es conseguir la suficiente sabiduría para
establecer la frontera entre lo que podemos y no podemos cambiar.
El mundo no es simplemente bueno o
malo, moral o inmoral, negro o blanco; no está compuesto de polaridades,
simplemente, es una maravilla.
Debemos de cuidarnos de no
excedernos en nuestras posibilidades y limitaciones. La causa real de la
insatisfacción emocional siempre está dentro de nosotros mismos.
Si no podemos cambiar al mundo que
tenemos que enfrentar y ello nos causa heridas emocionales, es tiempo de
cambiar de actitudes y de darle otra interpretación a la realidad.
En verdad que esta
lectura, en el momento oportuno, fue contundente para “cambiar” el estado en
que me encontraba en esos momentos y desde allí, yo retomo estos conceptos, que
resumo:
1. Proceso natural de nuestra
maquinaria emocional.
2.
Las heridas emocionales deben atenderse.
3.
Nadie de fuera puede curar nuestras heridas emocionales.
4.
La curación de las heridas
emocionales depende de nuestra disposición para cambiar de actitudes y
revalorar conceptos.
5.
Es necesario que exploremos nuevas
ideas y que busquemos otros méritos.
6.
El requisito para curar las
heridas emocionales, es que comprendamos los sentimientos que las acompañan y
producen.
Con eso podemos
comenzar.
Proceso natural de nuestra maquinaria
emocional.
Aunque esta
referencia trae el concepto mecanicista y pretende ver al hombre como una
máquina, que obvio no lo es, yo lo interpreto más bien como una parte
integrante del ser humano todo, que ese “mecanismo” es natural, viene con el
hombre y en verdad que esto, estoy seguro ahora de ello que es correcto. Yo me
preguntaba cuando asistía a los grupos, ¿cómo le harán las personas “comunes”,
para levantarse, prepararse, ir a trabajar, desenvolverse, arremeter los retos,
etc, como? y daba vueltas sobre esta pregunta, pues consideraba que “algo”
debía de haber que les “capacitara” para todo ello y que sin embargo, yo había
perdido o quizás adormecido dicha capacidad. Cosa esta muy cierta y que al cabo
de los años he ido descubriendo, que las “habilidades”, los talentos y los
hábitos, pueden irse perdiendo, eclipsando, pero que es nuestra voluntad la que
lo hace. Sólo ella, nada más, pero definitivo que es un gran hallazgo, saber
conscientemente de esta gran capacidad y potencial que como ser humano
poseemos, que no estamos sin recursos propios.
Las heridas emocionales deben atenderse.
La experiencia que
yo he tenido en ese punto, para mí ha sido crucial y el Dr Freud, parte aguas
de la Psicología a través del psicoanálisis, ha sido toda una referencia; las
personas no somos “malas” per se, sino que ha través de las experiencias
vividas, es como nos vamos forjando y muchas de nuestras experiencias de vida
en verdad que nos marcan de manera indeleble y muy profunda y yo he podido ver,
que en función de cantidad de variables asociadas, esas “huellas” predeterminan
mucho de nuestro ser en sí, nuestras inclinaciones, la forma en que uno
reacciona ante ciertas circunstancias, ante las carencias, los problemas, la
gente, etc. y dado que el ser humano no está blindado contra todo; necesariamente
tendrá heridas emocionales que habrá de atender, si en verdad quisiera
superarlas, aunque muchas veces, por la negación o la vergüenza, prefieren
ocultarse, a través de infinidad de mecanismos: la negación (ya lo dije), el
autoengaño, ver la paja en el ojo ajeno, la evasión o la “fuga”, etc. Se dice
en los grupos: ¿Cómo puede “curarse” aquella herida que no se ve?. Obvio que no
se puede, primero tengo que darme cuenta de donde me aprieta el zapato, el
“alma” pues. Ya luego las diferentes escuelas de Psicología han propugnado cantidad
de “soluciones”, pasando desde la Neurolinguistica, La Fe (que no minimizo en
absoluto, pero que sin embargo, es el “germen” para que muchos líderes con
fines y propósitos no muy sanos o de buen amor para el hombre, su libertad y el
respeto que se les debe), y tantas que van apareciendo y que “anuncian” la
solución “rápida” o “mágica”, para salir adelante.
Desafortunadamente
en el contexto Nacional, México y no sé de cierto de todos nuestros demás hermanos
del tercer mundo o países “emergentes” (vaya etiquetas), la “ayuda” del
gobierno en ese tenor, la sanidad emocional a nivel masivo, deja mucho,
muchísimo que desear, los pocos médicos existentes prácticamente tienen que
atender un sinnúmero de pacientes a todo vapor y es imposible entonces, la atención
privilegiada hacia las personas que son “quebradas” emocionalmente y
prácticamente ellas son atendidas y despedidas ipso facto y quizás con algunas
pastillitas para que se “tranquilice” y se la toma más con calma. Por ello intuitivamente
las personas van buscando la “cura” para sus males en otros frentes y lugares
(también en el Face, ¿he?), pasando desde el consejo de alguien cercano, la
magia, la numerología, etc, etc.
Esto tan sólo ya
es un impulsor de esta propuesta: autoterapia, porque de verdad que no hay ni
pa’ donde hacerse (al menos en México es una triste realidad), en verdad yo me
he dado cuenta que un montón de personas, quieren hacer “leña del árbol caído”,
es muy pobre la situación de las que lo hemos vivido y padecido. Un ejemplo muy
fácil, “comprar el amor” y no hablo explícitamente de sexo, sino de todo lo que
tiene uno que obligadamente hacer por el “amor” de alguien, porque si no ella se
va a enojar y “pierdo” su amor o amistad.
Nadie de fuera puede curar nuestras heridas
emocionales.
Esto en definitiva
me ha quedado cierto totalmente, no hay quien del exterior pueda venir a
“levantarme”, emocionalmente hablando, sólo yo y nada más que yo puedo hacerlo
y es muy fácil entenderlo si lo vemos en el sentido opuesto; hemos llegado a
creer verdades como una catedral de grandes hacia nosotros mismos y que al cabo
de los años, nos damos cuenta, mucho tiempo después, que eran falsas, hágase
cada uno honestamente ese test y por ello digo: que nadie de fuera puede
“levantarnos” y lo contrario, también es cierto, nadie puede postrarnos, somos
nosotros quien lo hacemos, única y exclusivamente nosotros. Hay cantidad de
elementos que pueden auxiliarme a “levantarme”, cantidad, pero yo solo daré un buen
uso a ellos y realmente les aprovechare ciertamente, quizás podré integrarlos y
hacerlos míos, sino, nadie podrá hacerme tragar ninguna medicina, solo yo.
Luego por esta
mala comprensión cada uno dice: esta persona me fallo, este libro no me ayudó,
mi situación económica, mi falta de empleo etc., etc.
Otra cuestión y
muy básica es que cuando una persona está “afectada” o “quebrada”
emocionalmente, su comportamiento puede ser muy errático, ambivalente, voluble,
etc. y por lo regular esto “aleja” a todas aquellas personas que le rodean, ya
que no se comprende bien a bien estas reacciones que son como “impulsos” de una
alma sufriente, por ello, casi siempre, tendrá que uno mismo hacer frente (en
soledad), de todos sus recursos.
La
curación de las heridas emocionales depende de nuestra disposición para cambiar
de actitudes y revalorar conceptos.
Esto también lo he constatado como muy cierto, es
importantísimo la migración de los “valores”, yo digo, salirse de las
etiquetas, del esquema, estereotipos, o cosas similares, porque de seguirlas
“acariciando”, no iremos a ninguna parte; muchas veces la primera impresión que
prodigamos a los demás, es la que se queda, casi de manera permanente; es muy
difícil para el ser humano (yo creo que es uno de los atributos inherentes del
mismo), cambiar su perspectiva de “alguien”, su primera impresión o juicio (de
uno mismo), y casi que toda la interacción posterior va encaminada a verificar
tal perspectiva y difícilmente se cambia o se transforma, casi nunca sucede, y yo lo veo como una gran limitante para la
trascendencia humana y mucho de ello nos limita como sociedad, para “recuperar”
e “integrar” a la sociedad a las personas que han incurrido en faltas, en
México hay un dicho: “perro huevero, aunque le quemen el hocico” (esto aplicado
a las personas y para afianzar una mala postura o actitud hacia “alguien”).
Es definitivo que tenemos, obligadamente de
aperturar nuestras conciencias y juicios de valor, hacia todos, uno mismo
inclusive (básico = autoestima), porque de no hacerse, no podrá irse adelante.
La premisa básica debe ser la versatilidad, no
estacionarse, dar paso a la creatividad, a la intuición (o la meditación y la
oración en algunos casos, indispensable), para “revalorar” conceptos, es
“vital”, “substancial”.
Es
necesario que exploremos nuevas ideas y que busquemos otros méritos
También
completamente de acuerdo, afirma el punto anterior, pero adhiere lo de méritos,
y yo abono, hay cantidad de personas que de manera totalmente intuitiva han ido
desarrollando sus capacidades, virtudes y talentos; por un ingrediente básico
que he observado: “se la han creído”; así como muchos podemos predisponernos a
ponernos en un “mal, peyorativo o bajo perfil”, otros han optado por creerse
algo que les “levante”, en mi caso muy particular ha sido que he llegado a
comprender esta habilidad o capacidad de comunicarme con todos ustedes a través
de los escritos de toda índole (como este, perdón por tan largo) y estoy
convencido que el “artista” en general debe “transfigurarse” y creerse el papel
o personaje que desempeña, para dar todo su potencial y su arte. Cuando escribo
cualquier cosa, dejo que los términos y los conceptos “salgan” por si solos,
trato de evitar el control que mi mente consciente y limitativa inhibiría.
Habrá quien pueda hablar en público, yo no lo he podido hacer (me ganan los
“nervios”), habrá otros que puedan pintar o dibujar, declamar, bailar, etc.,
etc.
El
requisito para curar las heridas emocionales, es que comprendamos los
sentimientos que las acompañan y producen.
Vuelve a insistir Batarse en este punto, claro que
es importante y yo recuerdo de algo que por ahí leí acerca de cómo toman el
duelo en algún país (no recuerdo cual), que cuando alguien muere, lloran
desconsoladamente por un tiempo predeterminado por sus costumbres y luego de
ello, siguen su vida adelante; en mi experiencia personal, muchas de mis
“ausencias”, tuvieron que pasar un grande período para sanarlas, porque
precisamente me negaba a enfrentarlas, revivirlas y sentirlas; la cura de ellas
implica dolor, pero que se hace necesario el pasarlo para poderlo rebasar. No
sabemos a ciencia cierta, porque sufrimos esos dolores emocionales, pero se
deben “resolver” amplia y quirúrgicamente, para poderlos subsanar, yo lo he
experimentado en algunos casos, aunque obvio me faltan otros más.
En resumen, es clara la invitación para la
“auto-gestión” o “auto-terapia”, que alcance a ver hace muchos años y que yo pondero
y aquilato y quise compartirlo con todos ustedes, amigos míos, mis escuchas y
seguidores de esta red maravillosa y que me ha servido tanto, tanto.
Gracias hermosos corazones, que el Dios en que cada
quien crea (o no, muy respetable), nos ilumine y nos de toda su luz, su paz y
sabiduría.
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