germinar,..
Somos cuerpos,
energía,..
traemos cada uno
su propio momentum,..
no podemos
inalterar,..
Recuerdo ese
experimento,..
se tiende una sabana
sujeta en sus cuatro esquinas,..
y se deja caer una
bola en ella,..
y dada su densidad
y peso,..
esta correrá y
dislocará esa superficie,..
Plana, si,.., pero
al colocarle la esfera, ya no,…
¿Qué tan rápido lo
hará?,..
dependerá precisamente
del momentúm de la esfera,..
y de la facilidad con
que la sábana pueda deformarse,..
Así la vida,..
desde que
emergemos desde el vientre,..
germinamos,..
Dios nos dota de
ese momentúm,..
nos lo confiere,..
nos lo da,…
Vamos adquiriendo
ese peso,…
y por solo ello,..
ya vamos alterando
esa nuestra sabana,..
y la vida
cambia,..
el escenario
cambia,..
el entorno de los
seres próximos,…
se transforma, se
altera,..
Me quedo con ese
primer concepto,..
con esa visión,..
para poder
resolver, algo que siempre he buscado,..
cuando me doy
cuenta que no resulta mi proceder,..
me deseo
perder,.., ser elusivo,..
desaparecer,..
Aventarme lejos,..
según yo, así
resuelvo,..
dice un dicho:
“muerto el perro
se acaba la rabia”,…
Esas han sido mis
herramientas,…
para según yo,..
“resolver”, ya no
alterar,…
no contaminar, no “afectar”,…
Sin querer darme
cuenta,..
que no es prerrogativa,..
que tal cosa no
existe,..
Esta desapareció
desde que Dios
me insufló la
vida,..
El ya me dio por
solo este hecho,..
el momentúm,.., el
valor y la energía,..
y ya esta no podrá
desaparecer
ya nunca,..
Porque de mi
presencia,…
de mis acciones y
no,..
habré de alterar a
todo mi entorno,..
es inevitable,..
Me llevarán en la
memoria,..
en lo interno de
su fibras más intimas,..
Que hará que su
alma se incline de alguna manera,..
con amor, con
pena,…, con una oración,…
un anhelo, un
suspiro,..
Quiera Dios, sea
una oración,..
y no una
maldición,..
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