de las figuras icónicas clavadas en nuestras almas inocentes,…
desde niños,…
De los actos reverentes y su contrario que dimensionamos
con aquella mínima consciencia del bien y del mal,…
Esas figuras cuasi fantasmales en nuestras memorias nuevas,…
ellas se extradimensionan y nos abaten o nos catapultan
a “realidades y sueños” ahora inexpugnables,…
Pareciera que requerimos de “estar ocupados”,…
para no darle preferencia a la meditación o reflexión profunda,…
la “consciencia”, la “gnosis”,…, aquella sin escuela ni academia,…
“erudita”, si como no,…
Cada día es un transitar,…
por las amplias planicies de nuestra memoria toda,…
“Nacemos” y estamos aquí, arrobados,…, nuevos,…
sin nada estrenar,…, ¿”la sonrisa”?, ella es natural,..
parte nuestra que no forzamos,…
nos reímos de todo,…, de la malicia o del encono,..
de una travesura o de cualquier cosa,…, nada forzamos,..
Y somos laxos,…, relajados como los infantes,…
Y luego adolescentes,…, jugamos al amor,..
algo nos llama la atención,…, aquella chica,…, aquellos ojos,…
o la voluptuosidad que nos envuelve,…
Oh fuerza del instinto que nos compele,…, nos invita,..
Y la madurez,…, las “responsabilidades”,…
postergar mis ambiciones de dinero, de poder y de control,…
someterme a los tiempos y las pausas,.., al cuidado de otro ser,..
al ritmo, a la latencia,…, al realmente comprender y empatar,..
sacrificarse “algo” mucho o poco,…, sacrificarse,…
Y la vejez,…, ¿consciencia?,.., no siempre,…
¿la sabiduría?,…, no siempre, también se hacen pendejadas,..
¿el gozo, la paz?,…, igual,.., no siempre,…
¿Dios?,…, ¿quién lo sabe?, sólo se espera, sólo se confía,…
en el devenir y en los tiempos,…, la gracia,…, el bien sobre el mal,…
el orden más que el caos,…, el amor más que el caos,…
Y el orden inmutable en que han de suceder todas las cosas,…
los devenires,…
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