de obscuros grises que van apagando las luces,…
Ese pesado obscuro y denso que se va apoderando de todo,…
que anquilosa sigiloso todos nuestros nervios,.., todos,…
La luz ya no se ve igual, los sonidos pierden su tono o musicalidad,…
acaso se perciben solo como murmullos,…
y las palabras se distienden, se deforman,…, se hacen filosas
no amables,.., pierden su musicalidad y su brillo y los ojos se van apagando,…
Las luces,…, y la amabilidad ya no se encuentra de ningún modo y tiempo,…
las estructuras mentales nos sujetan, nos atan como esclavos,…
como subordinados permanentes de las sombras y fantasmas,…
Ya no hay espontaneidad, ni gracia,…, solo un ruido atroz, insondable,…
un rudo misterio que atrapa cualquier atisbo de seguridad que tuviéramos,..
ya no hay certeza,…, caridad o amor,.., o perdón,…, y el cielo se vuelve plumbago,…
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