Fue me parece hasta la Universidad en que creo haber escuchado bien a
bien el término “Relaciones Humanas”, igual pudo haber sido antes, pero no lo
contemplaba en mi espacio mental sino como una materia que debía pasar, nuestro
profesor de Relaciones Humanas, algo controversial y quizás un tanto alocado,
nos pedía sugiriéramos una forma de calificar o evaluar el curso, y las
respuestas se dieron diversas, desde la claramente “cínicas” (a ver si pega),
de que “ellos” se darían 10, para poder promediar una calificación mayor, por
sus bajos valores por otras materias y cuando a mí me toco opinar sobre mi calificación,
yo me puse 6, apenas aprobada, porque consideraba que aunque no fuera “reprobado”,
tenía mucho que aprender y adelantar y bien pasarían los años y estos sería
totalmente real y cierto, debo casi decir, con honestidad, que muy posible esta
materia venía a cuento por el área de Recursos Humanos en la Industria y creo
que los creadores de los programas académicos, solo buscaban llenar el currículo
escolar necesario y suficiente, para que “nosotros” no saliéramos tan “tapados”
en el tema, en aquellos tiempos escolares, se pensaba que los politécnicos, éramos
“burritos”, algo así como de “carga”, o sea, podían colocarnos en las peores
encomiendas laborables y “daríamos el ancho”, sin problema, no obstante si se creía
que como nuestros programas de estudio eran casi exclusivamente “técnicos”, difícilmente
manejaríamos adecuadamente situaciones que implicaran el tema de Relaciones
Humanas, que ello eso más bien seria competencia de otras áreas o departamentos
y no necesariamente nuestra responsabilidad.
Erich Fromm, me parece de los más reconocidos en las décadas 60 y 70,s,
hacia un desglose notable en relación al amor, en sus diferentes vertientes, en
su libro “El Arte de Amar”, allí pude “captar” algo de su perspectiva, el amor
filial, el amor maternal, la autoestima, el amor pasional, etc. y esto lo
traigo a cuento por algo que considero elemental, dicen los psiquiatras, que
los únicos seres no empáticos, son los psicópatas y de alguna manera esto se
relaciona con el amor, no obstante a mi juicio, hay mucho más que analizar y
concluir en este sentido, pero que no hemos explorado por nuestra natural aversión
a lo perverso, quizás si hiciéramos a fondo el estudio, “veríamos” el “amor psicópata”,
que muchos “locos” consideran ejercer, lo cual es eminentemente una notable distorsión,
pero dados los “resultados” evidentes de los mismos, tendríamos que analizar a
fondo dicha posibilidad, para poder “comprender”, si fuera posible, sus
perversiones como “amor”: “la mate porque la quería”, “acabe con mis hijos para
que no sufrieran”, “entreguemos nuestra alma al creador (en los ritos atroces
de suicidio colectivo)”, “al violarlo (al niño o niña), lo estaba salvando”, y
tantos casos más que se han conocido a lo largo de la historia humana, Jack el
Destripador, y el personaje que menciona el Director de la Película Perfume.
Obviamente EROS y TANATOS, no pueden coexistir en el mismo espacio y
tiempo en forma nominal, ya que ellos se cancelan uno a otro, y sin embargo en
el psicópata, “ello” pretende coexistir como ya lo he mencionado.
Y ¿por qué plantear este tema tan espinoso?, porque se ha dicho de
manera constante, reiterada: “all you need is love”, como una especie de mantra
notable o ley universal, y considero dentro de lo que alcanzo a ver, que ello
es totalmente cierto, la "Relación Humana”, es una relación de amor y también
su contraparte, desamor, lo he dicho hasta el cansancio, el amor está íntimamente
relacionado, a mi ver, con el “alma”, es un rasgo “propio” de ella, no depende necesariamente
de lo que se le dé o se le quite a la persona, el “amor” no es algo que está
afuera del ser humano, el está “in situ”, en su alma, está integrada, es una condición
sine qua non que le acompaña siempre en vida.
El mercantilismo capitalista, ha pervertido el concepto, endilgando el
amor desde el exterior, ser “objeto”, “cosa”, que tiene o no tiene la persona;
cuando era joven e inmaduro, yo me sentía muy triste, pensaba: “¿Cuándo conoceré
el amor de que tanto hablan los demás?”, y centraba este, casi de manera
exclusiva, en necesariamente una “pareja” amorosa y que si no la tenía, poseía,
era un ser total y absolutamente desgraciado y consecuentemente de muy bajo
valor o total “cero” valor.
Vaya que tarde muchísimos años y mucho dolor, golpes y fracturas,
reales y mentales, para poder comprender que el “amor” en constructo propio,
intimo, y que inclusive se me habría otorgado como un “don”, totalmente
gratuito, y que estaba en mí y que era totalmente mi responsabilidad el
acrecentarlo o declinarlo y que no dependía prácticamente de nada del exterior,
es en serio que ello fue lo que yo encontré y percibí, y claro que ello fue
derivado de lo contrario que yo sentí por demasiados años, que si “alguien” no
me quería, mi valor era prácticamente de “cero”. Cuando caigo en esta conclusión,
me enfoco en el acrecentamiento de mi autoestima, me doy cuenta que si puedo
estar más cómodo con la gente en forma general, porque al comprenderme a mí,
lograba extender esa esta comprensión hacia los demás y ello me venía
facilitando las relaciones diversas, sin caer en sumisión o renuncia de mi
libertad, y aquí resumo algo de mis conclusiones actuales:
1.
El “amor” mío en verdad que no depende de algo o
de alguien exterior, o de su existencia.
2. Que
el amor es un constructo o noción propios, yo lo creo o lo derrumbo
(resiliencia).
3. No
puedo “endilgar” a un “tercero” mi felicidad o infelicidad, es algo que yo
gesto, que creo o derivo de mi propia interpretación de la realidad.
Bueno, estimados,.., hasta aquí estas notas,.., sin considerar para
nada el tema agotado totalmente,..
¡Felices Fiestas!,..
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