jueves, 14 de julio de 2016

Mi amiga soledad,...

Creo en definitiva ahora, que la soledad es una condición, sine qua non, del ser humano (va con él, es intrínseca), algunos connotados ya la trataban, From, Jung, Rich, la complementariedad para “llenar” el vacío existencial, recursos como: el consumismo, una persona, el estatus, el éxito, la felicidad, etc. todos ellos vectores para extrovertir nuestra soledad, es una especie de “ruido” que nos evita o nos dirime el encuentro a con ella, tratamos de llenarla con cosas, objetos, el estatus, el éxito, la búsqueda denodada de la felicidad, el consumismo, ideas, creencias, fe en algo superior, temores, locura, escritura, lecturas, TV, cine, beber, drogas, bailar, etc.

El miedo a la soledad, se ha conformado en una especie de síndrome moderno, existe un verdadero pavor a ello, a no sentirla, cualquier cosa es recomendable para evitar ese momento en que pudiera enfrentarse a la soledad, se hace hasta lo imposible para evitarlo (es muy posible que por eso las redes han resultado tan explosivas en su crecimiento).

El miedo o pavor a la soledad es como una prolongación o extensión de la etapa juvenil, en que se buscaba fervientemente la empatía, el peor pecado era, estar fuera de lugar o de contexto, no empatizar, se dice constante: “júntate con los ganadores, no seas un looser”, debemos ser banda, manada, ser empático es lo cool, es estar a la moda, es ser armónico, etc. todos estos, modelos éticos y moralistas que corresponden a una cierta etapa de la sociedad, en los años 60s, ir en contra del stablishment  era lo correcto, lo in, y cuando un vestuario se hacía popular, ya era tiempo de cambiar de ropa, look, ideas, etc

Por otro lado, vemos claramente que el ser humano está solo en las principales acciones o sucesos importantes de su vida, al nacer, al enfermarse, en la muerte, en el éxito (el éxito tiene muchos padres, el fracaso es huérfano, pero el que trabaja para ello, es el solo individuo), en el fracaso, al tomar la decisión de casarse o divorciarse, embarazarse o abortar. Todas estas decisiones, por más que uno quisiera delegarlas y echarle la culpa a otra persona de ello, con nítida honestidad debemos caer en la cuenta de que fue única y exclusivamente nuestra exclusiva decisión.

¿Qué hacer con ella (con la soledad)?
Alguien sugería, hazla tu amiga, y en mi caso muy particular, luego de darme cuenta  de su clara existencia, o sea que no la podía evadir, (aclaro, vivir con gente, no significa que no haya soledad) resolví darle una buena cara e invitarle a estar (no huir de ella) y llevármela más tranquilo, entendiendo deveras, que muchas veces por querer llenar ese gran vacío, incurrí en cuestiones que podrían ser denigrantes para mi persona y también para la otra persona, además, tener que asumir posiciones y gestos por tener que empatizar forzosamente (para llevarme la fiesta en santa paz), aunque yo no estuviera convencido plenamente, y me di cuenta que esta necesidad tan vital, al ser tan ansiosa, me habría llevado a no aquilatar a mi real ser y mi persona se habría devaluado de manera importante, al aceptar prácticamente el rendirme ominosamente ante esta invasión y posesión literal, de la consciencia y de facto, por ese gran temor a la soledad y sus efectos, la melancolía uno de ellos.

Tratando de una manera tal, llenar dicha “soledad”, con cualquier cosa o persona (s), hacer mutis. Aunque es claro que entre la soledad y la compañía de otra persona, esto sería lo mejor, buscar el testigo testimonial y no solo el reflejo narcisista, apostando a los resultados benéficos derivados que pudieran resultar (dimensionar el ego seria uno de ellos, hacer crecer al amor), y para dar un poco la vuelta a este síndrome de lobo estepario de Herman Hess, sin embargo, me debe quedar muy claro, el saber y comprender, que al juntarse dos personas, ello no significa que ella o el, van a cubrir todas sus carencias afectivas faltantes (muchas de ellas fueron “faltantes” de los padres) y emocionales (esto es imposible, y en las relaciones tormentosas, esto es lo que se pretende, vaya locura), y ya en un terreno honesto y maduro, de persistir esta relación, es que estas dos soledades se habrían conjuntado y eventualmente se acompañaran y tocaran, sería como lo más claramente lógico y natural, y rechazar notablemente el que sin ti, la vida no es vida, la muerte es parte de la vida, y es un proceso natural que todos habremos de pasar y al morir alguien, no nos falla, sino que es natural que ello pase ¿y la vida?, habrá de seguir, y esto es ley de vida, y no hay forma de rebatirla.

Estas líneas, son solo apuntes respecto a,.., hay mucha tela de donde cortar en ello,.., abrazos,..


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