En estos tiempos o meses, se da un fenómeno sobresaliente, en el 2016
se van a renovar muchos espacios de poder, diputados, gobernadores, presidentes
municipales, senadores, de las elecciones que se den y en función de quienes
ganen, se conformara la fuerza política, la mayoritaria y la minoritaria, la
primera establecerá exactamente como “gobernara” al país y la minoritaria, como
habrá de someterse a esta voluntad (no popular, sino sectaria, sesgada), esta porción
del aparato del sistema, determinara con cierta exactitud, el reparto del botín,
quienes se llevaran que y en qué medida y esto ha venido ocurriendo en México,
desde toda la historia política existente, en realidad a los partidos políticos
no les interesa el “pueblo y sus demandas (sus necesidades)”, no en absoluto,
les interesa tan solo permanecer en el poder, para “devengar” lo que consideran
un derecho inalienable, “vivir bien” a coste del erario, solo eso es lo que les
importa nada mas, los menos ambiciosos (¿los hay?), pensaran en qué hacer con
la “dieta” que les toque y los mas (ambiciosos), ya estarán pensando en que “negocios”
rentables podrán hacer (empresas fantasmas, desviación de recursos, aviadores,
etc).
Los candidatos en México es toda una área de oportunidad, desde tiempos
inmemoriales en que el “dueño” del poder político en México, el presidente, establecía
a su sucesor para sucederle en el poder, de ganar el mismo, cosa que era segura
que pasaría en la soberanía del Priato, ya que todo el aparato político se
plegaba a ello, debía proteger y cuidar a sus antecesores, era un tema y
asignatura obligada, algo así como un pacto de sangre, muy propio de las mafias
y de las sectas más obscuras y perversas, yo te adelanto, pero con el consabido
compromiso de tu parte de cuidarme y protegerme cuando llegues al poder.
Entonces ahora en estas fechas, se da esa “química maravillosa”, se está
“cocinando” el poder en México y de “facto” de hecho pues, ahorita se “barajan”
todos los nombres, que si fulanito, que si sutanita, etc, etc, ¿cualidades?, en
México son bastante peculiares, no es en base a su “curriculum” (su trayectoria
pública), ni a sus capacidades y talentos (muchos ejemplos lamentables en eso),
ni sus estudios, ni su labor en pro o en función de la sociedad; todo ello no
es significativo en México, las “cualidades” que se busca de los candidatos son
muy sui generis, por no decir absurdas, el candidato debe:
a.
En primer lugar, reconocer quien le llevo al poder
(no el pueblo, ya que este no lo eligió, sino el aparato que lo coloco en la
palestra) y dado este reconocimiento, deberá de proteger a sus “padres” o
mentores putativos, el mejor candidato, será este, el que pueda garantizar esta
entrega y disciplina.
b.
No interesa su preparación y capacidad, como se decía,
sino que tenga algo de “carisma”, en México corresponde esta acepción, a que le
“caiga bien al electorado”, que sea hasta cierto punto popular y reconocido por
la gente, y por ello mismo se dan fenómenos terribles, de personajes cómicos o “chistosos”,
en los foros de decisión política mexicana (y no es que no pudieran ser serios,
sino que fueron alentados por eso mismo, de otra manera no serian elegibles).
Es en la elección del candidato (s), donde se “cocina” el sistema, es allí
donde se fragua el brebaje que habremos de degustar todos los ciudadanos, en México,
por la indolencia nuestra, los políticos de carrera, hacen su Agosto y su
reacomodo con amplio margen (a sus “anchas”), y no hay quien o que les haga
sombra, para nada, solo entre ellos mismos, se negocian, se alientan y
desalientan, cada uno quiere que su “gallo”, sea el sucesor, su compadre, su
amigo, su compinche, su socio.
Ya veremos que resulta de todo este preparado, Dios nos agarre
confesados.
Mis saludos cordiales.
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