Es en verdad que requerimos,..
algo de la locura manifiesta, dejarla suelta,..
romper con todos aquellos paradigmas,..
nuestros miedos,..
Y si acaso pudiera llorar la luna un instante,..
o nos condoliera un ruiseñor por la mañana,..
dejar ir en volandas el ropaje que este siempre nos cubre,..
nos amordaza y que nos tiene constreñidos,.., sujetos,.., acordes,..
esa verdad única que nos ha sujetado por tanto,.., tanto tiempo,..
Déjame, permíteme, llorar, reír, versar, o alucinar,..
y si acaso se torciera el rio, la mar o aquel vago cometa,..
y donde el tiempo parece que no se acaba,.., no termina,..
que caen todos los segundos como una ventisca arrebolada,..
y se quiebra todo el horizonte,..
donde allá vuela una solitaria libélula,..
Ya se escucha un susurro o un murmullo,..
vete ya,.., déjame ya,.., no entristezcas a la ventisca,..
y no congeles al tiempo,..
no vacíes a las almas,..
deja que el viento solito se vaya,.., se agote,..
se amaine y se calme,..
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