sábado, 8 de abril de 2017

Morocha,..

Y mi negra,.., ¿te puedo hablar?,..
así empieza un poema que me agrada muchísimo,..
y si aunque no te lo decía de frente,..
porque me intimidabas,..
siempre era el discurso que se delineaba en mi mente,..
mi negra,..

Mi madre era morena,..
y hoy me doy cuenta que me encantan las morenas,.., las “morochas”
dicen por acá,.., ya mi hermano me decía,.., condenado
(así nos decimos de “cariño”,.., jajaja),..
estas allá por lujurioso,..
y si,.., no puedo negarlo,..
me encantan las bellas morochas,..

Aunque solo sea para verlas de lejitos
y comiéndomelas con los ojos pispiretos,…
ya que difícil es que me acerque,
sin considerar que “corran” despavoridas,..
lejos del “galán” de rabo verde,…

Con esta pinta que me cargo,.., mis años viejos,..
mis flácidos huesos,.., carnes,..

No obstante esta enorme limitante,.., de la realidad indubitable,..
si,.., me encantan las morochas,…, debo decirlo clara y abiertamente,..

Y seguiré aquí,.., no sé por cuanto tiempo,.., haciendo castillos en el aire,..
¿algún día llegara mi Dulcinea morena?,.., jajaja,.., se vale soñar,…, jajaja,..


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