sábado, 11 de julio de 2015

Alma vociferante,...


¿Es acaso el cielo, una pregunta no resuelta?,...
bajan hacía mi tus ojos, me contemplas,...
en este mundo pequeño de hormigas muy guerreras,...
de batallas, trinches, de lidias como toros,...

Unos ganan otros perdemos,..., el hablar de los loros,...
¿que quiso decir mi alma?,..., no se yo, también imploro,...

Vagar como fantasmas, en un mundo no tan vivo,...
se muere diligente, por la bondad tan contenida,...
sólo pasea los domingos muy soleados,...
llenos de risas y promesas,...

Hay almita mía, una menos dolorida,...
al menos hilo dos palabras juntas,...
y hablo, hablo,.., no me callo,...
sh, silencio, ya llegan las auroras,...
¿sera posible?,.., ¿no es espejismo?,...


Almita,....

En esta mañana tranquila de julio,...
quisiera hoy prestar mi voz y mi mirada,...
a aquellas almitas,
que se deshacen como pequeñas velas titilantes,...

¿Que diera yo, por poder algo hacer?,...
llevarlas, protegerlas, darles un pan para comer,...
un abrigo, unas palabras, amor que me hace crecer,...
sin embargo, yo mismo no estoy tan lejos de ello,...

Darme cuenta de ese amor soberbio que se cuelga en lupanares de tristeza,..
sorda, fuerte, sin belleza,..
ese amor de caras lavadas, de cliché y de hermosas caras rutilantes,...
como estrellas,...

Y el amor que requieren estas almitas,...
es muy nimio, muy pequeño, requiere que le arrimen día con día,...
un pan, una torta, agua para su baño, unas palabras,...
atención para sus ojos, escuchar su voz,...
día con día,..., ¿hasta cuando?,...
hasta su lucidez,...