viernes, 26 de junio de 2015

El alquimista,...


En la sencilla vida de una sola célula,..
ha vibrado, trémula el universo,..
conjuga un milliar de azhares,..
ignotas posibilidades,.., que se ignoran,..
que no se toman, se consideran o valoran,..

Los milagros, el testimonio de la vida,..
el quehacer del alquimista del universo,..
simples seres, como hormigas,...
que sólo con la plenitud de un sufrimiento,..
podemos aproximarnos a la aurora,..

A la diminuta forma, la medida de nuestra magna miseria,..
miseraris,..
pequeña alma, aquella disquisitiva, extraviada por la psique,..
y la gnosis, la lógica,..., el discurso,.., la deriva,..

Se requiere de más, mucho más que lo necesario,...
muy cerca de la muerte, la locura,...
límite que pocos pueden llegar y rebasarlo,...

Y esta sólo es una primicia,...

¿Pueden definirse, formularse, sistemas justos,..
en la mediana tibieza de la hipocresía?,..

En la lasitud, en la languidez, lejos del real instinto humano?,.
en el decoro calculado, medido, sopesado,...
probabilisticamente calculado,...

Sólo el alquimista consumado,..
puede manipular a sus brebajes,...
dar el tiempo, la secuencia de ingredientes,...
observar los signos precursores,..., medirlos,..
y saber el término, el resultado espectado,...


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